Las dudas sobre el Deutsche Bank arrastran a la banca europea a un viernes negro en Bolsa

Economía 24 de marzo de 2023 Celia Santana Celia Santana
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La banca europea no recupera la calma. Cerrada la crisis de Credit Suisse con su absorción forzosa por UBS, el foco salta a la zona euro y se pone ahora sobre el Deutsche Bank, otra entidad que lleva años dando muestras de vulnerabilidad. Los seguros contra impagos (CDS) del mayor banco alemán se han disparado este viernes, e inmediatamente las pérdidas en Bolsa se han extendido como la pólvora por todo el sector sin excepción. Con la operación de rescate de Credit Suisse todavía muy presente, y la crisis de la banca regional estadounidense que se ha llevado a dos entidades por delante todavía sin cerrar, la sensibilidad de los inversores está a flor de piel.

Eso se reflejaba este viernes en la evolución del índice Stoxx Europe 600, que agrupa a los principales bancos europeos, más de un 5% abajo. Deutsche Bank (-14%), Commerzbank (-10%) Société Générale y UBS (-7%), están entre los más penalizados. Si se miran los españoles, el Sabadell se deja un 7%, el Santander y BBVA un 5%, y CaixaBank un 4%.

Las autoridades monetarias y gubernamentales llevan días insistiendo en la fortaleza del sistema financiero europeo, pero el recado no cala. El temor a que las turbulencias no hayan desaparecido y se inicie un nuevo seísmo con epicentro en Fráncfort gana terreno como nueva preocupación. A nadie se le escapa que el Deutsche Bank —como le ocurría a Credit Suisse— se ha visto mermado por más de un lustro de escándalos. La entidad fue multada en 2015 con 2.500 millones de dólares por participar en la manipulación del índice líbor (tasa de referencia del mercado interbancario londinense) junto a otros bancos; en 2018, fue investigada por Bruselas por formar parte de un cartel en el mercado secundario de bonos soberanos y en 2019 por un cartel en el mercado de divisas.

La Comisión Europea tiene abierta una investigación para saber también si manipuló el mercado secundario de deuda pública en la negociación de valores en euros entre 2005 y 2016. Pese a los múltiples frentes, el banco pareció recuperar el pulso en 2022, cuando ganó más de 5.000 millones de euros, su mejor resultado desde antes de la crisis financiera.

 Los problemas de confianza vuelven a la banca justo cuando los líderes europeos están celebrando una cumbre que pretendía enviar un mensaje de tranquilidad a los mercados financieros. Pero en una decisión poco habitual sobre la que aún no han trascendido explicaciones, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el del Consejo Europeo, Charles Michel, han decidido no intervenir en rueda de prensa al término del encuentro. A la entrada de la reunión del Consejo Europeo sí hubo declaraciones del presidente del Eurogrupo, el irlandés Paschal Donohoe.

En ellas insistió a los líderes de la UE en que avancen en la Unión Bancaria, y a la Comisión Europea que presente las propuestas legislativas para ajustar los procedimientos de resolución de crisis bancarias. Donohoe también ha reclamado que se ratifique la reforma pendiente del fondo de rescate del euro, bloqueada por Italia, informa Manuel V. Gómez.

Mientras tanto, la capitalización del Deutsche Bank sigue cayendo. Ahora ronda los 16.500 millones de euros, y en lo que va de año ha perdido en Bolsa la cuarta parte de su valor. Este viernes anunció su intención de amortizar anticipadamente 1.500 millones de dólares (1.379 millones de euros) en deuda subordinada. Una vez rescatado Credit Suisse, el banco alemán era el gran candidato a estar en el candelero si regresaba la incertidumbre al mercado.

Y así ha ocurrido. Hay similitudes entre ambos: son símbolos financieros de sus respectivos países, aunque venidos a menos, han estado en el punto de mira de los reguladores por sus malas prácticas, recurrieron a inversores del Golfo Pérsico para capitalizarse, y sus acciones llevan años desangrándose tras haber tocado techo en 2007, antes de la Gran Recesión.

El tamaño de Deutsche Bank, sin embargo, es mayor al de Credit Suisse, y por tanto mayor su potencial impacto sobre el sistema financiero: a cierre de 2022 contaba con 1,3 billones de euros en activos, más del doble que los 570.000 millones del banco suizo en esas fechas. Esas cifras le colocan como el octavo mayor banco europeo —Credit Suisse era el décimoséptimo—. Si se comparan las plantillas, Deutsche Bank también está por encima: 85.000 empleados frente a los 50.000 del banco con sede en Zúrich.

La velocidad a la que se han derrumbado los bancos en las últimas semanas acentúa la sensación de inseguridad. Pero la pregunta es: ¿cae el Deutsche Bank por su propia debilidad o por un ataque despiadado de los mercados, donde los inversores pueden hacer dinero apostando en corto? Para Antonio Carrascosa, ex director general del FROB, es más lo segundo.

“Que suban mucho los CDS denota que hay movimientos especulativos en torno a Deutsche Bank. ¿Y por qué ellos? Tienen una imagen de cierta debilidad y un modelo de negocio menos claro, pero en Credit Suisse había problemas de salidas de depósitos y clientes, lo que indicaba un problema en el funcionamiento del banco. En el caso de Deutsche Bank no se llega a esto. Está mejor que hace dos o tres años. Los mercados buscan con qué víctima hacer dinero y han encontrado a Deutsche Bank, pero no es parecido en absoluto al caso de Credit Suisse”, opina.

Para el economista de Arcano Leopoldo Torralba, hay cierta irracionalidad que afecta a los bancos cuya reputación se ha visto más tocada en los últimos tiempos. “Los inversores quieren evitar estar expuestos a bancos que en el pasado demostraron una peor gestión. Una vez cerrado el caso Credit Suisse, Deutsche Bank era el siguiente en la lista de gestión pasada mejorable, con varias reestructuraciones y rentabilidad reducida.

Ante la incertidumbre de cómo afectará la situación actual a las cuentas de resultados y balances bancarios, los inversores se curan en salud y evitan los menos fiables cualitativamente, porque cuantitativamente las ratios de solvencia y liquidez generales son razonables. La incertidumbre siempre genera volatilidad, pero no vemos un riesgo sistémico bancario general, y sí que las entidades con un prestigio inferior en gestión o modelos de negocio más complejos y sesgados a la volátil banca de inversión, pueden pasarlo peor en bolsa y en los mercados de deuda”.

Frenar esa secuencia que se retroalimenta de caídas en Bolsa, noticias negativas, y nueva pérdida de confianza de inversores es ahora el reto del banco, que busca evitar que la rueda sigue girando en una espiral destructiva.

Todos los indicadores recogían este viernes el miedo a que se abra un nuevo capítulo de la crisis bancaria: el euro pierde casi un 1% ante el dólar al crecer la posibilidad de que el Banco Central Europeo se vea obligado a ralentizar las subidas de tipos. Los principales índices bursátiles sufren importantes números rojos: el Ibex 35 español cae casi un 3%, prácticamente lo mismo que el Eurostoxx 50. Los parqués de París, Berlín y Londres bajan más de un 2%. Y el barril de petróleo brent, de referencia en Europa, pierde más de un 4% hasta los 72 dólares ante la posibilidad de que la economía se resienta por los problemas de la banca y el crédito fluya con menos fuerza, lo cual aumenta el riesgo de una recesión.

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