Todo ocurrió en la media noche del martes al miércoles, cuando los gendarmes de Saint-Just recibieron varias llamadas de socorro de una mujer víctima de la violencia de su esposo, en una casa aislada de un pueblo pequeño.
El primer grupo de gendarmes que acudió al pedido de ayuda, fue recibido a tiros, uno de ellos murió a los pocos minutos y otro fue transportado a un hospital en estado de gravedad. Luego otros dos policías que intentaban aproximarse también fueron abatidos a tiros, mientras el hombre violento y lleno de municiones, seguía amenazando a la mujer.
De forma prudente, la jerarquía policial ordenó el envío de unos 300 gendarmes, con el fin de acordonar todas las entradas y salidas del diminuto pueblo de Saint-Just. Luego de acordar la zona, un comando del GIGN (Grupo intervención Gendarmería nacional, especialista en lucha antiterrorista) tomó la dirección de las operaciones.
La esposa fue rescatada sin problemas del techo de su vivienda, pero el hombre violento había desaparecido, así que iniciaron una operación de rastreo, caza y captura. Poco antes del amanecer del miércoles, los gendarmes descubrieron al hombre, muerto, pues decidió suicidarse.
En pocos meses Francia ha sufrido muchos atentados y situaciones de violencia, por lo que el hecho ocurrido en este humilde y pequeño pueblo de pocos habitantes, supone un luto para el país, como expresó el presidente Emmanuel Macron. "La Nación entera está de luto, unida, en homenaje a los gendarmes y militares muertos cuando intentaban prestar socorro a una mujer víctima de las violencias conyugales. Un nuevo ejemplo del heroísmo callado de nuestros gendarmes y soldados, héroes que defienden nuestros valores y nuestras vidas, poniendo en riesgo las suyas", lamentó el jefe de Estado.