El director de la oficina de Comunicación de Bulen, Kasahun Adisu, detalló en declaraciones para la cadena de televisión británica BBC, que un total de 207 personas fueron asesinadas, alertando que aún hay desaparecidos y que las tareas de búsqueda continúan activas en la zona.
Kasahun ha señalado que las víctimas pertenecían a las comunidades amhara, oromo, shinasha y agaw, antes de agregar que fueron asesinadas con cuchillos, armas de fuego y flechas. Los funerales de las víctimas se realizaron el jueves.
El nuevo balance de las autoridades etíopes se produce luego de que la organización no gubernamental Amnistía Internacional hablara de al menos cien muertos en la aldea de Bekuji Kebelle. Los asaltantes incendiaron viviendas, provocando cientos de desplazados.
Como medida de seguridad, el primer ministro de Etiopía, Aby Ahmed, anunció el jueves que desplegaron fuerzas policiales en la zona de Metekel, donde se encuentra la aldea, luego de que las autoridades desvelaran la muerte de 42 presuntos implicados en el ataque, a los que describieron como "elementos contrarios a la paz".
Benishangul-Gumuz, que se sitúa a lo largo de la frontera entre Etiopía y Sudán, ha sido escenario de sangrientos episodios de violencia étnica en los últimos meses, algunos de los cuales se les acusa al Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF) y a grupos armados supuestamente apoyados desde Tigray.