Día Internacional del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad: qué es y cuáles son los síntomas
Efemérides13/07/2024Celia SantanaEl mundo de Pedro se mueve a un ritmo diferente. Energía inagotable, atención dispersa e impulsividad son algunos de los comportamientos que marcan la vida de este niño de seis años. Tras peregrinar por distintos especialistas, su mamá, Carla, y su papá, Sebastián, encontraron el diagnóstico: Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDHA).
Como él, niños en todo el mundo conviven con este diagnóstico, enfrentando desafíos en distintos órdenes de la vida. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 4% de la población mundial tiene TDHA, con una prevalencia significativamente mayor entre los niños y adolescentes, especialmente entre los varones jóvenes. A su vez, indica que está presente en el 3,1% de los adolescentes de 10 a 14 años y el 2,4% de los de 15 a 19 años.
Pedro no está solo, y su realidad necesita de un enfoque y la colaboración de múltiples profesionales para mejorar su calidad de vida. Por eso, cada 13 de julio se conmemora el Día Internacional del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad con el objetivo de aumentar la conciencia, la comprensión y sensibilización sobre esta condición. Y también, la oportunidad perfecta para desterrar varios mitos en torno al TDHA.
“El TDHA es una neurodiversidad”, comienza a definir Fernando Burgos (MN 81759), médico pediatra y presidente de la subcomisión de medios y comunicación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) en diálogo con Infobae, y señala que es una condición frecuente, que abarca un 10% de la población infantil.
Burgos sigue con su explicación sobre el término: “Neurodiversidad significa que los cerebros de todas las personas son diferentes y esta es una condición, que podemos llamar neurológica o neuropsiquiátrica, que hace que muchos niños, en diferentes estadios de su vida, la hiperactividad altere su socialización”.
Por su parte, María Paula Benítez (MN 162.631 - MP 551.535), médica psiquiatra e integrante del Departamento de Psiquiatría de INECO, indica que “los síntomas más frecuentes son inatención, hiperactividad e impulsividad” y suma que “existe una heterogeneidad clínica, dado que se encuentran afectadas las funciones ejecutivas, implicando significativas dificultades para responder a determinados estímulos, planificar y organizar acciones, reflexionar sobre posibles consecuencias e inhibir una respuesta automática inicial”.
Santiago Galicchio (MN 87920 -MP 11147), neurólogo infantil del Servicio de Neurología Infantil del Hospital de Niños Víctor J. Vilela, de Rosario profundiza sobre los síntomas en comunicación con Infobae: “Se manifiesta por tres características clínicas: déficit de atención o la dificultad en sostener la atención en un tiempo promedio; la hiperactividad, que es marcada movilidad, ya sea motora o también verbal, y se suma en muchos pacientes la impulsividad, que tiene que ver sobre todo con situaciones de enojo fácil, berrinches, ser impulsivo, ser enojoso, calentón”.
Galicchio también hace una distinción: “La forma de presentación más común del TDH es la combinada, donde están los tres síntomas anteriores en forma mezclada, que dependiendo del momento y la situación, predomina una sobre la otra”.
De acuerdo a las especificaciones de Burgos, “afecta principalmente a niños, aunque también puede persistir en la edad adulta” y señala que “el primer punto importante es no desanimar a las familias cuando se hace este diagnóstico y por supuesto, apoyarlos buscando el potencial para que encuentren en esos potenciales el desarrollo de sus actividades, inclusive mejorar su sociabilización”.
El TDAH es una condición compleja cuyas causas abarcan factores de diversa índole. Según explica Benítez, “el origen es multifactorial”.
En cuanto al diagnóstico, Galicchio dice que “es eminentemente clínico, no hay análisis, ni laboratorio. Es el interrogatorio y los informes de los distintos ambientes donde el niño se desarrolla, sobre todo: familia, escuela con los cuidadores y si hace algún deporte o asiste a algún club, por ejemplo”.
¿Cómo diferencias un niño inquieto de uno con TDHA? Según Galicchio, hay una diferencias entre ser inquieto e hiperactivo o ser distraído y tener un déficit de atención. “En el caso del inquieto y el distraído, esta dificultad no le trae afectación de la vida diaria ni de su rendimiento. En cambio, en el que tiene una hiperactividad o un déficit de atención que entran dentro del trastorno, esto le trae afectación de su rendimiento laboral, escolar, social, etcétera”.
Por su parte, Burgos sostiene que “el diagnóstico de TDAH es un proceso cuidadoso y multidimensional, que requiere la colaboración de múltiples profesionales de la salud y la educación para asegurar una evaluación precisa y un plan de tratamiento adecuado”. Y da un detalle de qué implica la evaluación clínica general.
Según cuenta sobre las instancias para llegar al diagnóstico, se realizan entrevistas clínicas con el paciente, sus padres y, a veces, profesores, para obtener una historia detallada de los síntomas, su inicio y su impacto en la vida diaria. Además, se utilizan cuestionarios y escalas de valoración como el Conners’ Rating Scale, el Vanderbilt Assessment Scale y el ADHD Rating Scale para cuantificar la severidad de los síntomas.
También se recurre a los criterios diagnósticos del DSM-5, que estipulan que los síntomas deben manifestarse antes de los 12 años, persistir por al menos seis meses y ser inapropiados para el nivel de desarrollo del niño. La evaluación médica, que incluye exámenes físicos y neurológicos, descarta otras condiciones que puedan imitar los síntomas del TDAH. Por último, la evaluación psicológica y educativa, que puede incluir pruebas de inteligencia y rendimiento académico, ayuda a identificar fortalezas, debilidades y comorbilidades como trastornos de aprendizaje, ansiedad o depresión.