Bienvenidos a la primera de las crónicas que iremos dedicando día tras día a la edición número 57 del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges.
'Presence' - A la última (y como siempre "interesante") película de Steven Soderbergh le falta precisamente algo más de "presencia". Como por otro lado ocurre con la mayoría de sus últimas películas, filmadas con muchísima corrección y solvencia pero ninguna pasión o emoción. 'Presence' no es la excepción: una "película de fantasmas" a mitad de camino entre 'Paranormal Activity' y 'A Ghost Story' que muestra la historia desde el punto de vista del "fantasma". Ya no sólo presencia y emoción, además también le falta "chicha" a una película que sólo abraza su teórico cariz genérico durante un forzado y brevísimo clímax que, por otro lado, no genera más que indiferencia. Es curiosa, especialmente como concepto, pero no deja de ser un curioso ejercicio de estilo... funcional, hueco y poco incisivo.
'I, The Executioner' - A simple vista la secuela de 'Por encima de la ley' puede parecer un intento por capitalizar el éxito de la franquicia 'Fuerza bruta'. Tal vez, pero no del todo. Ya en 2015 lo advertí: la película original demandaba una secuela... que no cumple exactamente con lo esperado, aunque ofrece a cambio algo más completo y esquivo: una irresistible mezcla imposible "Made in Korea" que sorprende por su relativa seriedad. Muy relativa. Seguimos hablando de un eficaz y muy ágil divertimento, por supuesto, pero consciente de que la violencia en los tiempos actuales ya no nos la podemos tomar tan a la ligera. Así, aunque de forma superficial y sin abandonar nunca su condición de producto comercial, este estilizado y mundano entretenimiento se crece al igual que el primer filme, como un no tan tontorrón ni ahuecado entretenimiento de primera.
'El segundo acto' - A bote pronto, la mejor película que ha rodado Quentin Dupieux en años. Lo que no quiere decir... demasiado. Y es que a pesar de sus bondades y su discurso irresistiblemente meta, uno no puede obviar que se sigue tratando de un cortometraje, un chascarrillo, una chorradeta, una anécdota o como se le quiera llamar, estirada hasta poder parecer y presentarse como un largometraje. Tener tiene su gracia, y lo dicho, el "como lo quieras llamar" esta vez es bastante más sólido de lo que viene siendo habitual. Pero sigue sin adoptar la forma de una película hecha y derecha, demostrando una vez más que lo de Dupieux no es precisamente contar historias. Que es lo que no hace su (pen)última película, simpática pero a la postre y "como lo que quieras llamar", pasajera y anecdótica.
'Twilight of the Warriors: Walled In' - Los problemas de sus protagonistas pueden no importar demasiado , pero las peleas entre ellos, progresivamente más largas, intensas y agresivas interesan todas. De hecho, uno se pregunta el porqué al principio tienen que hablar y darle tantas vueltas a todo si al final sabemos que lo van a solucionar a hostias. Porque así es la vida, porque así es la vida al menos en el cine "de hostias" al que define precisamente las hostias como panes. Y la película de Soi Cheang va de menos a más acabando bien surtido de ellas tras un clímax tan contundente que compensa la falta de ella durante su primera mitad.