Una ley para proteger a los grandes simios, los parientes evolutivos más cercanos al ser humano

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Chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes. Son nuestros primos evolutivos, los animales más cercanos al ser humano en las enmarañadas ramas del árbol de la vida. Especialmente chimpancés y bonobos, de los que apenas nos separan entre 4 y 6 millones de años. Para hacerse una idea de esta proximidad con un ancestro común, la distancia evolutiva entre caballos y cebras, por ejemplo, es prácticamente la misma. Los gorilas están un poco más lejos de nosotros, aunque no mucho: unos 10 millones de años. Los orangutanes, entre 12 y 16.

La cercanía evolutiva es una de las principales razones que ha impulsado la Ley de Grandes Simios, cuyo objetivo es establecer una protección especial para este grupo de primates, garantizando sus derechos básicos y reconociéndolos como seres sintientes con capacidades cognitivas avanzadas. Un texto que destaca por su carácter pionero, ya que no existe nada similar en todo el mundo. Numerosos países han desarrollado leyes de protección animal más o menos exigentes, pero ninguna de ellas referida específicamente a un grupo taxonómico, como es el caso.

Impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales, esta ley nace por mandato de otra, la de Bienestar Animal, en la que fue introducida como una disposición adicional. Después de concluir la fase de consulta pública, el anteproyecto ha recibido más de 300 aportaciones, que ahora se estudiarán antes de redactar un borrador y definir las líneas maestras definitivas.

El primer texto sometido a consulta pública aborda cuestiones como prohibir todo tipo de investigaciones invasivas con estos primates, su reubicación progresiva en santuarios o la prohibición de su uso comercial y en espectáculos. Además, establece criterios estrictos para la tenencia y custodia, e incluye en el ordenamiento jurídico los compromisos internacionales sobre tráfico de vida silvestre adquiridos por España, como el foro de Kinshasa -vinculado a la República Democrática del Congo (RDC), uno de los principales puntos calientes en el tráfico de especies a nivel mundial-.

Autoconciencia e intencionalidad
El anteproyecto sobre el que se está trabajando incide en que los grandes simios disponen de capacidades cognitivas complejas como el aprendizaje, la comunicación o el razonamiento, que les acercan a los seres humanos. Además, parecen estar dotados de autoconciencia y de intencionalidad en la toma de decisiones, algo de lo que la ciencia apenas tiene dudas.

Si hace unas décadas la dimensión mental de los primates era un universo prácticamente desconocido —a pesar de ser uno de los grupos animales más estudiados—, en los últimos años se han dado pasos importantísimos en su comprensión, gracias a la llegada de nuevas tecnologías y metodologías, la integración de diferentes disciplinas científicas y un cambio en la perspectiva sobre la inteligencia y la conciencia animal.

"Con los grandes simios compartimos procesos cognitivos muy sofisticados, que se acercan mucho a los nuestros, del tipo 'sé que las cosas podrían haber sido diferentes si hubiese tomado otra decisión en el pasado'", apunta Antonio Osuna, biólogo cognitivo e investigador del Messerli Research Institute de Viena, quien no obstante recalca que "sí que hay diferencias que pueden ser importantes a la hora de desarrollar una cultura como la que tenemos nosotros, y es que parecen dar menos importancia a aspectos a las que nosotros damos mucha importancia, como el aprendizaje por imitación".

"Grandes simios también somos los seres humanos. Normalmente hablamos de ellos como si fuese un grupo de animales separados de nosotros, pero tenemos un antepasado común, y nosotros estamos emparentados más cercanamente a un chimpancé o a un bonobo de lo que un chimpancé o un bonobo está emparentado a un gorila o a un orangután", explica a RTVE.es este científico.

En cuanto al plano emocional, estos animales guardan aún más similitudes con el ser humano. "Es difícil de medir, porque estamos hablando de la vida subjetiva, pero somos muy parecidos", declara Osuna, quien deja claro que "todas aquellas cosas que consideramos importantes en nuestra vida las compartimos con una innumerable cantidad de especies, y por supuesto con los grandes simios".

Esta afinidad, según explica, incluye aspectos como "el amor por la familia, la amistad, el sentirse a gusto una mañana temprano cuando sale el sol, la apreciación de la belleza, poder dormir tranquilamente sintiéndose protegido… Esas sensaciones subjetivas que llenan nuestro día a día, y que nos convierten en seres sintientes". "Las cuatro especies son totalmente sintientes, tanto como nosotros o quizá incluso más", destaca este biólogo.

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