La CPI debe emitir una orden de arresto contra Nicolás Maduro

Internacionales19/11/2024Raudy MotaRaudy Mota
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Por dos años, la corte argentina había escuchado las denuncias de abusos sufridas por ciudadanos venezolanos que se encuentran exiliados en Argentina, y encontró evidencia creíble de que los graves crímenes que el régimen chavista ha cometido por más de dos décadas constituyen “crímenes de lesa humanidad”, un crimen internacional que —bajo el principio de “jurisdicción universal”— puede ser juzgado en cualquier parte del mundo, sin importar la relación del perpetrador con el país donde es juzgado.

El Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) debería seguir el ejemplo de la corte federal argentina y pedir a la CPI que emita también respectivas órdenes de arresto, ya que lleva más de dos años investigando al tirano Maduro pero ha demostrado displicencia en el cumplimiento de sus obligaciones.

La evidencia de las gravísimas violaciones de derechos humanos a cargo del régimen chavista —que incluyen ejecuciones extrajudiciales y casos documentados de tortura— ha existido por décadas. Durante los últimos 25 años, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de Maduro ha empujado al país hacia el abismo, erosionando la democracia hasta convertir a Venezuela en un país dictatorial, hoy en día gobernado por uno de los regímenes más opresivos de la región.

En una terrible confirmación de la dificultad de expulsar al dictador venezolano pacíficamente a través de los votos (como, por ejemplo, sí fue posible expulsar al dictador chileno Augusto Pinochet en 1988), el pasado 28 de julio Maduro se adjudicó fraudulentamente la victoria frente a lo que fue un triunfo demostrable de la oposición, liderada por María Corina Machado y el presidente electo Edmundo González, con el 67% de los votos.

La brutalidad de la represión que siguió a las elecciones contra los venezolanos de a pie que se volcaron a las calles para exigir que sus votos sean contados y que se les garantice eso por lo que votaron —una transición pacífica a la democracia— le ha dado otra oportunidad dorada a la CPI para que cumpla su mandato y haga lo correcto.

La Fiscalía de la CPI, con sede en La Haya, que es responsable de investigar los crímenes de genocidio, de lesa humanidad y de guerra, abrió en 2018 —a pedido de seis países— una investigación preliminar por crímenes de lesa humanidad contra el régimen de Maduro, y, en 2021, la CPI, que tiene la responsabilidad de juzgar estos crímenes, oficializó la existencia del caso.

Entonces, ¿qué se está esperando para actuar?

Desde el 29 de julio, más de 2.500 personas han sido arrestadas y al menos 24 asesinadas. Miembros de la oposición como Freddy Superlano, Williams Dávila y María Oropeza han sido víctimas de desapariciones forzadas luego de ser detenidos violenta y arbitrariamente por fuerzas de seguridad y colectivos armados, con extensos períodos de detención incomunicados y sin acceso a sus abogados o familiares, mientras que los referentes opositores Edwin Santos y Jesús Manuel Martínez Medina han sido asesinados por las fuerzas de seguridad del régimen.

Y la lista de líderes opositores detenidos o desaparecidos sigue creciendo, confirmando las constantes amenazas del Ministro del Interior y Justicia de la dictadura, Diosdado Cabello, quien también es blanco junto a Maduro de la orden de detención argentina, y es directo co-responsable de la campaña coordinada de persecución. El presidente electo Edmundo González se convirtió también en uno de los blancos del acoso judicial y las amenazas, lo que lo forzó a salir del país y solicitar asilo en España en septiembre. Machado, por su parte, continúa con la resistencia pacífica dentro de Venezuela, aunque obligada a estar en la clandestinidad, desde donde trabaja para propiciar la legítima toma de posesión del gobierno electo de ella y González, que debería juramentarse en enero de 2025.

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