
Erik Prince, el exmilitar que Haití contrató para combatir a las pandillas
Internacionales29/05/2025

Agencias.- Erik Prince, fundador de la extinta empresa militar privada Blackwater y conocido aliado del presidente norteamericano Donald Trump, ha sido contratado por el gobierno haitiano para ejecutar operaciones contra las pandillas armadas que azotan el país y amenazan con tomar por completo el control de la capital, Puerto Príncipe.
Prince, cuya trayectoria está marcada por controversias internacionales, firmó un acuerdo con las autoridades haitianas para liderar una operación que incluye el uso de drones letales, el envío de mercenarios y la entrega de un alijo de armas. Aunque el Departamento de Estado de EE.UU. niega financiarlo, funcionarios estadounidenses confirmaron estar al tanto de su colaboración en Haití.
¿Quién es Erik Prince?
Erik Prince es un ex Navy SEAL estadounidense que ganó notoriedad global como fundador de Blackwater Worldwide, empresa contratista del Pentágono durante las guerras en Irak y Afganistán. La firma se volvió infame tras la masacre de 17 civiles en Bagdad en 2007, por la que varios de sus empleados fueron condenados y luego indultados por Trump.
Hermano de Betsy DeVos, exsecretaria de Educación bajo Trump, Prince ha sido un influyente actor en la seguridad privada global, involucrado en operaciones en Medio Oriente, África y América Latina. Fue vinculado a reuniones secretas con cercanos a Vladimir Putin y acusado por la ONU de violar un embargo de armas en Libia.
Desde marzo, el equipo de Prince ha operado drones de ataque en Haití como parte de una fuerza secreta organizada por el gobierno local. Según expertos en seguridad, aunque la operación ha causado al menos 200 muertes, no se ha confirmado la eliminación de ningún objetivo de alto perfil.
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Prince también estaría reclutando veteranos haitianos y extranjeros para enviarlos al país este verano, con la meta de desplegar hasta 150 mercenarios. Se estima que tres helicópteros y una remesa de armas ya han sido enviados al país caribeño.
Haití atraviesa una de las crisis de seguridad más graves de su historia reciente. Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, las pandillas han intensificado su control territorial, atacando prisiones, hospitales y comisarías. Cerca de un millón de personas han sido desplazadas y organismos internacionales temen que la capital caiga bajo control total de los grupos criminales.
Ante la falta de capacidad de su Policía Nacional, el gobierno haitiano ha optado por soluciones externas. Una misión policial internacional liderada por Kenia y respaldada por EE.UU. no ha logrado reunir el personal ni los fondos prometidos, abriendo paso a contratistas privados como Prince.
Controversias y preocupaciones
La contratación de Erik Prince ha generado preocupación entre expertos y veteranos haitiano-estadounidenses. Algunos temen que su intervención no rinda cuentas a ningún gobierno y represente una amenaza para los derechos humanos en un país sin supervisión institucional sólida.
Rod Joseph, veterano del ejército haitiano radicado en EE.UU., afirmó haber conversado con Prince sobre el envío de tropas y helicópteros, pero se negó a colaborar sin mayor claridad. “Si el contrato es suyo, no le debe explicaciones a nadie”, advirtió.
Haití, tierra fértil para los mercenarios
La historia de Haití con contratistas militares privados no es nueva. Ya en 1994, el expresidente Aristide regresó al poder escoltado por seguridad privada. En 2021, mercenarios colombianos contratados por una firma estadounidense fueron implicados en el asesinato de Moïse.
Con instituciones debilitadas y una economía en ruinas, el país ha abierto sus puertas a toda clase de actores armados extranjeros, en busca de soluciones rápidas frente al colapso. El ministro de Finanzas, Alfred Métellus, expresó: “Todas las posibilidades deben estar sobre la mesa”.
Tras el fin de las guerras en Irak y Afganistán, el negocio de la seguridad privada ha buscado nuevos escenarios de conflicto, y América Latina se perfila como terreno fértil. Prince visitó Ecuador antes de sus elecciones prometiendo apoyo contra la violencia, aunque el gobierno negó cualquier acuerdo formal.
En Haití, más allá de las operaciones contra pandillas, Prince estaría explorando expandir su rol hacia sectores como aduanas, transporte, recaudación fiscal y otros servicios públicos, según fuentes cercanas.
¿Solución o más violencia?
Aunque muchos haitianos ven en Prince una posibilidad real de frenar a las pandillas, organizaciones de derechos humanos y expertos en seguridad temen que la presencia de mercenarios agrave la violencia y no fortalezca a las fuerzas locales. “Cuando se hace así, hay problemas”, dijo Joseph. “Solo tendrás un montón de gente muerta”.
Mientras el país espera el despliegue completo de drones, helicópteros y tropas privadas, la incertidumbre crece sobre los límites de esta intervención y sobre quién responderá si las cosas salen mal.





