Envejecer disminuye tu capacidad de sorpresa

Curiosidades 06 de febrero de 2024 Kiry Jiménez Kiry Jiménez
surprised-kid-sitting-table-childs-600nw-464300804

Con el tiempo, nos volvemos más familiarizados con nuestro entorno y las experiencias cotidianas. Así, las cosas que una vez nos asombraron suelen volverse comunes y predecibles. Por eso, para los niños el mundo está lleno de sorpresas y, en cambio, los adultos son mucho más difíciles de sorprender.

Y es que, a medida que acumulamos experiencias a lo largo de la vida, desarrollamos expectativas sobre cómo se desarrollarán ciertas situaciones. Inevitablemente, esto limita nuestra capacidad para sorprendernos, ya que podemos anticiparnos a lo que va a suceder.

Pero ¿qué hay detrás de esta circunstancia aparentemente sencilla? ¿Por qué perdemos la capacidad de sorprendernos? Ahora, investigadores de la Universidad de Basilea (Suiza) han descifrado cómo se desarrollan en el cerebro las reacciones ante lo inesperado.

El estudio, que se ha llevado a cabo en ratones, arroja luz sobre la capacidad del cerebro para procesar y reaccionar ante estímulos sorprendentes y cómo cambia este proceso a medida que crecemos. Los resultados se han dado a conocer en la revista Science Advances.

Por una parte, los investigadores identificaron una sensibilidad precoz a los estímulos sonoros nuevos. En concreto, se observó que los ejemplares jóvenes reaccionaban con gran intensidad a una serie de estímulos sonoros, de forma similar a como responden los bebés a los juegos de cucú.

Sin embargo, ese nivel de intensidad en su reacción se iba reduciendo conforme iban madurando. A medida que los ratones crecían, la respuesta a esos estímulos iba siendo menor, alcanzando finalmente un nivel comparable al de los ejemplares adultos.

Por tanto, los investigadores concluyeron que el cerebro se vuelve más inmune o eficiente en el procesamiento de esos estímulos a medida que se desarrolla. Ello explicaría por qué para los niños el mundo está lleno de sorpresas mientras que para los adultos es más difícil fascinarse.

Además, observaron que esa progresiva maduración de la reacción a la sorpresa se producía en distintas regiones cerebrales en momentos diferentes. Mientras que el colículo inferior, situado al principio de la vía auditiva, maduró antes (a los 20 días), el tálamo auditivo lo hizo después (a los 30 días), seguido del córtex auditivo primario (a los 50 días).

“El desarrollo de la reacción de sorpresa empieza en la periferia y termina en la corteza cerebral”, explicó Tania Barkat, neurocientífica y responsable del estudio.

Sin experiencia, no hay desarrollo

Asimismo, los investigadores descubrieron que las experiencias desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la respuesta de asombro en la corteza cerebral.

Llegaron a esta conclusión tras observar que los ratones criados en un entorno sin ruido mostraron un retraso significativo en el procesamiento de estímulos inesperados en el córtex auditivo. Ello sugiere que las experiencias con estímulos son necesarias para el correcto desarrollo del cerebro.

“La corteza cerebral de estos ratones es incapaz de desarrollar ese modelo del mundo sin experiencia con sonidos”, afirma la neurocientífica Barkat. Como resultado, el animal sería incapaz de categorizar correctamente los sonidos en “familiares” o “inesperados”.

Una posible explicación es que el cerebro -y la corteza cerebral en particular- se forma una imagen interna del mundo durante el crecimiento, que luego compara con estímulos externos. Se cree que cualquier cosa que no se corresponda con esta “visión del mundo” es algo nuevo o sorprendente, pero también puede dar lugar a una actualización.

A su vez, el estudio pone de relieve que la corteza cerebral, en particular la corteza auditiva primaria, madura mucho más tarde de lo esperado. Este proceso de maduración en los seres humanos equivaldría aproximadamente a los 20 años.

Para los experimentos, los investigadores emplearon secuencias de sonidos en las que se podía escuchar un tono diferente cada cierto tiempo entre una serie de tonos idénticos.

Al mismo tiempo, iban registrando las ondas cerebrales de los animales. Un proceso que se conoce como “paradigma de la rareza” y es utilizado por profesionales de la salud para fines como el diagnóstico de la esquizofrenia.

La capacidad de sorpresa

La capacidad de sorprenderse es una cualidad intrínseca y fundamental en los seres humanos. Sin embargo, parece que perdemos parte de esta reacción a medida que envejecemos o nos enfrentamos a situaciones repetitivas y rutinarias.

Si se extrapolan los resultados del estudio a la vida de los humanos cabe deducir que las rutinas diarias pueden contribuir a la sensación de monotonía o falta de asombro.

En un mundo donde estamos expuestos a estímulos a través de los medios de comunicación y la tecnología, es posible que nos seamos menos sensibles a ciertos eventos o situaciones que podrían habernos pasmado en el pasado, según los expertos.

También a medida que maduramos emocionalmente, podemos desarrollar una mayor capacidad para controlar nuestras emociones y reacciones, lo cual nos llevaría a responder de manera más calmada y equilibrada ante eventos sorprendentes en lugar de mostrar una reacción ojiplática.

Muy interesante

Te puede interesar
Lo más visto