Frio o calor ¿Cuál resulta más letal?

A pesar de que las olas de frío y calor no son tan destructivas como otras amenazas naturales, como pueden ser las inundaciones o los huracanes, ambas causan una sobre mortalidad en algunos grupos de la población.

Las estadísticas no mienten, aproximadamente el 7,17% de las muertes de los países europeos son atribuidas a temperaturas extremas: unos cuatro millones de fallecidos en los últimos quince años.

De todas formas, en lo que parece que están de acuerdo todos los expertos es que las muertes por temperaturas extremas han disminuido en las últimas décadas, al menos en nuestro país. La razón, probablemente, haya que buscarla en que la población se ha adaptado a “temperaturas no óptimas”.

El frío es más letal… de momento

Todos los años sucede lo mismo, durante los meses estivales, las interminables olas de calor tienen efectos directos sobre la salud, generando una pérdida del confort térmico, un incremento de los accidentes cerebrovasculares y, especialmente en los grupos extremos de la vida, deshidratación que puede poner en peligro su vida. No es un chiste, el calor mata. Ahora bien, ¿más o menos que el frío?

A nivel internacional son muchos los estudios que han analizado la mortalidad en relación con las temperaturas extremas. Uno de los más completos fue realizado en el 2015 y publicado en la revista médica The Lancet. Los autores firmantes del estudio analizaron el fallecimiento de setenta y cuatro millones de personas, procedentes de trece países diferentes, llegando a la conclusión de que el frío mata veinte veces más que el calor.

Si analizamos las muertes por frío, muy poca gente fallece a consecuencia de la hipotermia, casi la mitad de los fallecimientos se producen por una trombosis cerebral o coronaria, debido a que el estrés térmico provoca un colapso circulatorio al reducir el suministro de sangre a la piel para protegerse del frío y aumentar la presión arterial de los órganos internos. Aproximadamente una cuarta parte fallecen por problemas respiratorios de origen infeccioso.

Ahora bien, los expertos advierten que, aplicando los modelos predictivos, las muertes por frío se van a reducir en los próximos años mientras que las atribuidas al calor no dejarán de aumentar. Dicho de otro modo, dentro de unos años los fallecimientos relacionados con el calor superarán los atribuidos al frío.

Para comprender el riesgo de muerte asociada al frío vaya por delante un dato: se estima que un descenso de la temperatura de 10ºC –por ejemplo, de 5ºC a -5ºC- se asocia a un 19% más de riesgo de muerte cardiovascular, especialmente en los barrios más necesitados.

Hace un calor que… te mueres

Si ponemos la lupa en nuestro país, cada año mueren 1100 personas a causa de las bajas temperaturas invernales, mientras que por calor la cifra asciende a 1300. Con este dato se podría pensar que los muertos por calor son mayores, pero es preciso realizar una lectura más fina. La mortalidad diaria por frío es mayor que por calor: 3,48 muertes diarias por olas de frío frente a las 3 por olas de calor.

La verdad es que el golpe de calor o de frío mata a muy poca gente, los fallecimientos se suelen producir por un agravamiento de otras patologías, como son las respiratorias o las cardiovasculares. Son estos pacientes los más desfavorecidos ante situaciones climáticas extremas.

Pero claro, el riesgo de morir por frío o por calor no es igual para todos los españoles. Según el "III Estudio sobre pobreza energética", en España el 11% de los hogares –lo que representa más de cinco millones de personas- se declara incapaz de mantener su vivienda en una temperatura óptima, tanto durante los meses invernales como durante los estivales. Ahí está el problema, en la vulnerabilidad.

En la ecuación también habría que incluir la cultura frente a los cambios climáticos. Desde los medios de comunicación se ha dado mucha importancia al papel que juega una correcta hidratación, evitar realizar deporte en las horas centrales del día… recomendaciones ambientales que no se fomentan con las olas de frío. Quizás la razón haya que buscarla en la visibilidad a corto plazo: los impactos del calor son visibles entre los días 0 y 4 después del pico de temperatura, mientras que los del frío se producen entre los días 5 y 14 tras el episodio. En Román paladino, el efecto es más difuminado y no llama tanto la atención.

Si nos fijamos en los diferentes escenarios geográficos, la Comunidad de Madrid figura a la cabeza con el mayor número de defunciones atribuibles a las máximas temperaturas, seguida a gran distancia por Castilla y León, y Andalucía.

En definitiva, el previsible aumento de los fenómenos meteorológicos que se espera a corto plazo es una mala noticia desde el punto de vista de la salud.

Muy interesante