Ácido mágico, la sustancia tan corrosiva que puede hacer desaparecer una vela

Curiosidades 29 de mayo de 2024 Yerandi Santana Yerandi Santana
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Es posible que cuando pienses en un ácido en un laboratorio, te lo imagines dentro de un recipiente de cristal, líquido y expulsando vapores que te hacen sospechar de su peligrosidad. Pues, si bien esto es un estereotipo poco común y los ácidos no tienen casi nunca esta apariencia, sí es el caso del hexafluosulfónico de antimonio, mejor conocido como ácido mágico.

Esta sustancia, cuyos vapores son corrosivos y cuyo contacto puede ocasionar peligrosas quemaduras, es uno de los ácidos más fuertes conocidos en la actualidad: puede incluso hacer desaparecer velas enteras.

ADIOS A LA VELA
El ácido hexafluorosulfónico de antimonio, más conocido como ácido mágico, fue descubierto en la década de 1960 por el químico húngaro George A. Olah, quien más tarde recibiría el Premio Nobel de Química en 1994 por su trabajo pionero en la química de carbocationes.

Olah era un prestigioso investigador en el campo de la química orgánica que estaba interesado en estudiar todos aquellos intermediarios que permitían que una reacción de produjese. Sin embargo, la existencia y la estabilidad de los carbocationes era difícil de investigar debido a la falta de ácidos suficientemente fuertes para generarlos y estabilizarlos en solución, algo necesario para poder estudiarlos en profundidad.

Esta urgencia fue la que llevó a Olah a trabajar con ácidos superfuertes, como el ácido mágico. Este término proviene de la sorprendente capacidad del ácido para protonar, es decir, añadir un protón, incluso a compuestos muy estables y apolares, como es el caso de los hidrocarburos.

De hecho, esta capacidad quedó claramente demostrada en un experimento que tuvo lugar en el laboratorio de Olah: un asociado postdoctoral del científico utilizó el ácido mágico para disolver por completo una vela de parafina, es decir, un hidrocarburo sólido. La sorpresa de ambos científicos junto a la frase de “¡parece magia!” bautizó al ácido de por vida.

ÁCIDO HEXAFLUOROSULFÓNICO DE ANTIMONIO
De esta forma, el ácido mágico se ha coronado como uno de los ácidos más fuertes conocidos por la ciencia. Concretamente, esta acidez extrema se debe a la combinación de ácido fluorosulfónico y de pentafluoruro de antimonio. En términos químicos, la estructura molecular de nuestro ácido mágico está compuesta por un anión hexafluosulfónico y un catión de hidrógeno, lo que contribuye a que el ácido presente esa gran habilidad para donar protones. Además, la presencia de los átomos de flúor en la molécula estabiliza la carga negativa del anión, lo que permite una disociación casi completa de los compuestos que entran en contacto con él, como fue el ejemplo de la vela.

En apariencias, el ácido es un líquido incoloro y fuming, lo que significa que emite vapores y gases visibles al contacto con el aire, lo que indica su alta reactividad. Sorprende que tiene un punto de ebullición relativamente bajo para un ácido tan fuerte, aproximadamente a 165 grados Celsius, y un punto de fusión alrededor de -89 grados. Estas características provocan que el manejo de este compuesto requiera precauciones especiales, ya que sus vapores son corrosivos y pueden causar quemaduras químicas muy graves en la piel humana.

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