¿Por qué el tabaco es adictivo?

Curiosidades31/05/2024Kiry JiménezKiry Jiménez
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La adicción puede definirse como una necesidad imperiosa o compulsiva de volver a consumir una droga para experimentar la recompensa que produce y evitar presentar el desagradable síndrome de abstinencia.

En su aparición se implican factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.

Por tanto en su aparición pueden influir aspectos del sujeto (incluso hereditarios) y del medio en el que se encuentra.

Puede haber personas que enfrentados al mismo ambiente social tengan más propensión a desarrollar una adicción y de igual forma diferentes ambientes tengan más propensión a desarrollar una adicción en la misma persona.

La responsable de la adicción es fundamentalmente la nicotina. Ésta cumple los criterios que una sustancia debe presentar para ser considerada adictiva:

Consumo más prolongado en tiempo y de más cantidad del inicialmente previsto.

Deseo de abandonar e incluso intentos de hacerlo.

Empleo a diario de mucho tiempo en procesos relacionados con el consumo, limitando actividades de la vida diaria.

Mantenimiento del consumo incluso conociendo efectos nocivos del mismo.

Síndrome de abstinencia, cuando se cesa el consumo.

Inicialmente comienza como una acción voluntaria, que luego es difícil controlar y abandonar. Con los primeros cigarrillos, la adicción química al tabaco aún no se ha consolidado, pero la dependencia psicológica ya ha comenzado a aparecer de varias formas: "me hace parecer interesante, muchos de mis amigos fuman, me ofrecen cigarros y han conseguido llamar mi atención, no me gusta estar esperando sin nada que hacer"….

Esta dependencia hace pensar al fumador que el tabaco forma parte de su vida y puede llegar incluso a pensar que no puede vivir sin el cigarro.

Los síntomas del síndrome de abstinencia causados por la dependencia química desaparecen mucho antes que los causados por la parte psicológica. Esto es porque los receptores de nicotina aprenden a vivir sin nicotina mucho antes de lo que aprendemos a evitar los hábitos asociados al consumo de tabaco, que pueden tardar incluso años en empezar a olvidarse.

Estos hábitos y actos sociales (reuniones, con el café, amigos…) son los momentos más difíciles en el proceso de deshabituación, pero hay que conseguir instaurar nuevas costumbres para erradicar aquellas antiguas.

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