'La trampa' - Atrápalo como puedas

Cine13 de agosto de 2024Yerandi SantanaYerandi Santana
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No tiene por qué serlo, pero este tipo de titulares siempre quedan muy bien... así que lo diré: 'La trampa' es la película más disfrutable de M. Night Shyamalan en años. En realidad sólo hace tres películas de 'Glass (Cristal)', la que a falta de un revisionado que por mi parte ya está tardando es su mejor película... en años, los que sean. La mejor, que no la más disfrutable. Lo que es en esencia 'La trampa', una película muy juguetona que a lo largo de sus muy entretenidos y vibrantes 100 minutos de metraje muta de la inercia de su premisa a una impredecible, dicharachera y tensa (e intensa) segunda mitad.

Es, para mí, la palabra que mejor la describe: juguetona. Y es que a diferencia de en otras ocasiones Shyamalan no parece tener más interés, pretensión o ambición que la de divertirse y jugar con el espectador. Y si entras en su juego, lo cierto es que es un auténtico placer dejarse llevar; tanto por la propia película en sí misma como por la interpretación de un Josh Hartnett que pocas veces ha estado mejor. Por más que, de manera ingrata, se la pueda tildar de artificiosa y tramposa; por más que en la práctica su credibilidad, desde un punto de vista estrictamente lógico y no cinematográfico, sea, cuanto menos... ¿dudosa? 

En efecto, 'La trampa' no es una película realista... ni tampoco lo pretende, siendo un estilizado y genuino pasatiempo "camp" que más se disfruta cuanto menos te planteas nada. Es evidente, siendo un thriller de suspense de soterrado humor negro a mitad de camino de Hitckock, De Palma -con 'Ojos de serpiente' a la cabeza- y los hermanos Coen con el que la mejor versión reciente de Shyamalan trasciende de las curiosas pero insípidas anécdotas que fueron 'Tiempo' o 'Llaman a la puerta' para ofrecer, lo dicho, su película más disfrutable en años. Los que sean. La más disfrutable... que no la mejor.

Y también es posible que la más eficiente, tensa, emocionante, sólida, divertida... y por qué no, falsamente convincente. Aun con la cuestionable elección de su propia hija, a la que como actriz, que no como cantante, le queda tan grande como a la policía dar caza a este "Carnicero". A quienes no les queda grande es a Shyamalan padre y a Hartnett, quienes más allá de la realidad (o del sentido común) cumplen de sobra con este liviano y equidistante traje de fiesta que, al margen de la habitual preferencia y elegancia (¿o conveniencia?) del cineasta indio, resulta de lo más estimulante. Tontamente estimulante y efervescente.

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