¿Por qué si te pica una garrapata debes guardarla tras quitártela?

CuriosidadesEl lunesYerandi SantanaYerandi Santana
marino-linic-m-krtmipslg-unsplash_e68d

El verano es una de las peores épocas del año para lidiar con los insectos. Las altas temperaturas son sinónimo de mosquitos y cucarachas en nuestras casas, por la facilidad con la que proliferan cuando se dan ciertas condiciones ambientales.
 

Además, es frecuente que pasemos más tiempo en el exterior y realicemos excursiones y paseos por el campo. Ahí también debemos extremar las precauciones, sobre todo si transitamos por zonas de vegetación alta: campos de espigas, zonas con la hierba bien crecida y otros lugares en los que suelen anidar las garrapatas.

Estos insectos no solo se alimentan de sangre, sino que también son vectores de varias enfermedades que pueden tener consecuencias graves para nuestra salud. La más conocida probablemente sea la enfermedad de Lyme, causada por la bacteria Borrelia burgdorferi. En un inicio, los síntomas se parecen a los de una simple gripe: fiebre, dolores de cabeza y fatiga. Si no se trata, puede progresar y causar problemas mucho más serios, desde artritis e inflamación de las meninges a secuelas neurológicas permanentes.
Pero ¿qué pasa cuando ya nos ha picado el insecto? En este caso, hay una recomendación clave (y contraituitiva) que nunca debemos pasar por alto: por más que queramos correr a casa a arrancarla (primer error), tenemos que guardar el insecto a buen recaudo. Te explicamos por qué.
 
Por este motivo debes guardar las garrapatas después de recibir una picadura
Cuando una garrapata nos muerde y nos damos cuenta a tiempo, nuestra primera reacción puede ser deshacernos de ella cuanto antes. Es lógico. Sin embargo, los especialistas recomiendan guardarla en un frasco o una bolsa plástica, preferiblemente con un poco de humedad para que no se seque.
Este gesto tan sencillo le facilitará mucho el trabajo a nuestro médico para realizar un diagnóstico, ya que así podrá evaluar mejor el riesgo de transmisión de ciertas enfermedades. Por ejemplo, si nos pica una Ixodes scapularis, la especie que transmite la enfermedad de Lyme, el especialista podría decidir iniciar un tratamiento profiláctico con antibióticos antes de que aparezcan los síntomas. En cambio, si la garrapata en cuestión no es un vector conocido de infecciones y es identificada correctamente, quizá nos evitemos pasar por un tratamiento que no nos corresponde.

TELCINCO

Te puede interesar
Lo más visto