Al grano: 'Transformers One' es la mejor película de la saga, o cuanto menos, la más efectiva y/o la que mejor funciona de todas, incluidas las dirigidas por Michael Bay. Incluso por encima de la primera, siendo que por lo pronto parte con dos ventajas competitivas respecto a todas las anteriores: dura menos de dos horas y no aparece ni un solo cacho de carne (que diría Bender Rodriguez).
De esta manera se puede concentrar en aquello que realmente importa, y que por otro lado es lo que la caracteriza: en los robots gigantes que le dan nombre. En los robots, y en por supuesto las peleas entre ellos. Sobre todo en las peleas entre ellos. El guión de 'Transformers One', obviamente, sigue sin ser ninguna maravilla, pero cumple a la perfección su propósito y sirve a la causa con honor.
El de una película recordemos de animación CGI que sabe a lo que juega y cómo tiene que jugarlo. Una condición, la de película de animación, que además le sienta de fábula y le permite, lo dicho, no depender ni de los cachos de carne ni de los costes derivados de lo que estos pueden o no pueden hacer en el mundo real. Así, nos trasladamos a Cybertron para vivir una aventura 100% robótica.
Una vibrante aventura que se asienta en la trágica relación entre Optimus Prime y Megatrón, enemigos que al igual que por ejemplo Erik Lehnsherr y Charles Xavier también empezaron siendo amigos. 'Transformers One' se hace fuerte en esta condición de precuela que le marca una clara dirección a seguir y los objetivos que alcanzar. Tan simple como efectivo, tan válido como trepidante.
'Transformers One' es la mejor película de la saga, o cuanto menos, la más efectiva, la que mejor funciona y/o la más accesible. Un blockbuster digital con un buen acabado CGI que va al grano y no se complica, siendo tan entretenido como eficiente y espectacular, y logrando ser de principio a fin esa disfrutona diversión juguetera que las pelis en acción real solo han llegado a ser... a ratos.