Voy a empezar la crítica de la 4ª temporada de 'Slow Horses' de la misma forma que empecé la de la 3ª: ¿Qué decir que merezca la pena de una tercera cuarta temporada de una serie que, en la práctica, es más de lo mismo de lo que le ha hecho llegar a tener una tercera cuarta temporada (y una cuarta quinta en camino)? Pues... probablemente, dejando al margen cualquier otro posible calificativo, lo mismo que en aquel entonces: certificar que mantiene el encanto, el vigor y la efectividad de las dos tres temporadas anteriores. Suma y sigue.
Que lo mantiene, o que lo supera. Por poder, puede. Y por ser ya van cuatro, a cada cual más satisfactoria, con una cuarta temporada que, por descontado, no es la excepción. El agua moja, el cielo es azul, y 'Slow Horses' es una gran serie como viene demostrando temporada a temporada para sorpresa de nadie que las haya visto. Sobran las presentaciones, aún más a estas alturas en las que estamos tan familizarizados con Jackson Lamb y los demás que son casi de la familia siendo, precisamente, esta posible familiaridad su único problema.
Por poner alguno, si es que necesario ponérselo tan pronto cuando la propia serie no ha mostrado aún síntomas de fatiga: el de ya saber de qué va la serie, el de ya saber exactamente qué esperar. El de tal vez empezar a acostumbrarse a los chascarillos de Lamb. Por poder, puede. 'Slow Horses', obviamente, no sorprende en el sentido más estricto de la palabra... aunque al comienzo de esta cuarta temporada lo haga. Si es que eso es posible, dada la cotidianidad y familiaridad con la que ya tratamos de tú y no de usted a esta serie (o serión).
Una serie, sin duda, aún más a la cuarta pletórica de confianza en su apuesta y seguridad en sí misma que sabe a lo que va. Y aún más importante, sabe cómo ir y también como llegar. Y que, como suele ocurrir con cualquier otro thriller británico repleto de giros más o menos logrado, funciona a las mil maravillas. Y con esta ya van cuatro, mejores o peores -que para gustos- mientras se asienta en esa mencionada familiaridad que si bien para alguno puede ser un lastre, hoy por hoy resulta tan acogedora como un cálido y efusivo reencuentro familiar.
Y van cuatro, en resumen.
'Slow Horses' continúa progresando adecuadamente y apuntalando su leyenda sin dar muestras de flaqueza, en una cuarta temporada tan sólida y satisfactoria como lo pueden haber sido las anteriores. O tal vez más, ¿por qué no?, una vez que incluso sin ser una serie que no necesariamente sorprende... de nuevo va y te sorprende. Como al principio de su primer episodio... o del sexto, en un sobresaliente, sólido y generoso trabajo en equipo donde todos aportan y todo está en su sitio... salvo tal vez un River Cartwright que merecía algo mejor.