

La ansiedad podría estar relacionada con nuestra dieta. Estudios de EE.UU. revelan que los alimentos ultraprocesados —que representan casi el 60% de las calorías en la dieta promedio estadounidense— están vinculados a trastornos de ansiedad y depresión.
La clave está en el intestino y los billones de microbios que lo habitan, ya que los intestinos se comunican directamente con el cerebro a través del nervio vago, influyendo en neurotransmisores como la serotonina, de la cual el 90% se produce en el intestino. Alterar este equilibrio con elecciones alimentarias poco saludables puede aumentar la inflamación y empeorar la salud mental.
Alimentos que agravan la ansiedad
Carnes y quesos procesados: embutidos como el salami y quesos añejos como el 'cheddar' contienen altos niveles de histamina, que pueden desencadenar síntomas similares a la ansiedad, como la taquicardia, en personas sensibles.
Alimentos fritos: si están cocinados en aceites ricos en omega-6 (girasol, cártamo), promueven la inflamación, asociada a trastornos de ansiedad.
Azúcares y bebidas azucaradas: los picos y caídas de glucosa en la sangre imitan o intensifican la ansiedad, además de alimentar bacterias intestinales dañinas.
Cafeína: su consumo excesivo sobreestimula los receptores de adenosina, aumentando el riesgo de ataques de pánico.
Alcohol: está vinculado a la depresión y la ansiedad crónica, aunque se requieren más estudios para entender su impacto.
Alimentos que alivian la ansiedad
Pescados grasos (salmón, sardinas): ricos en omega-3 antiinflamatorio, estimulan la producción de serotonina.
Chocolate negro (85% de cacao): actúa como prebiótico, favoreciendo las bacterias intestinales vinculadas al equilibrio emocional.
Alimentos fermentados (yogur, 'kimchi'): sus probióticos fortalecen el microbioma intestinal.
Alimentos ricos en fibra (legumbres, cereales integrales): estabilizan el azúcar en la sangre, previniendo cambios bruscos de ánimo.
Tés herbales (manzanilla, menta, lavanda): su efecto relajante natural reduce el estrés y mejora la digestión.
Sustituir los ultraprocesados por opciones integrales y nutritivas puede beneficiar la salud mental al favorecer el equilibrio del microbioma intestinal y reducir la inflamación. Sin embargo, en casos de ansiedad grave, es fundamental consultar a un profesional de la salud. Priorizar una dieta que fortalezca la conexión intestino-cerebro no solo contribuye al bienestar emocional, sino que refuerza un enfoque integral para el manejo de la ansiedad.
rt



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