
Trump y Netanyahu no logran consenso sobre la propuesta final a Hamás por rehenes
Internacionales01/07/2025

El próximo 7 de julio, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, protagonizarán uno de los encuentros más delicados de su larga relación política, iniciada hace ya cuatro décadas. Ambos coinciden en la urgente necesidad política y humanitaria de liberar a los 50 rehenes, vivos y fallecidos, que permanecen en poder de Hamás en los túneles de Gaza. Sin embargo, persisten diferencias de fondo sobre los términos de la propuesta final que se presentará al grupo islamista palestino.
Trump considera que el acuerdo debe contemplar concesiones mutuas y que Israel debería mostrar cierta flexibilidad ante las demandas de Hamás. Entre estas, se incluyen la retirada total de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) de la Franja y un cese completo de hostilidades, condiciones que Netanyahu rechaza tajantemente.
Para el presidente estadounidense, es posible encontrar un punto medio entre la posición de Israel y las exigencias de Hamás. Por ello, la reunión en la Casa Blanca buscará definir una hoja de ruta conjunta que logre destrabar la negociación por los rehenes.
Esta misión diplomática resulta especialmente compleja: Israel no contempla abandonar Gaza, mientras que Hamás no aceptará liberar a todos los cautivos sin esa retirada. En este escenario, la influencia directa de Trump sobre Netanyahu será determinante. Según fuentes en Washington y Jerusalén, hasta la noche del lunes Netanyahu aún no había aceptado los lineamientos básicos propuestos por Trump. Además de la situación de los rehenes, ambos mandatarios deberán abordar la grave crisis humanitaria que afecta a miles de palestinos desplazados en Gaza.
Durante años, Hamás desvió ayuda humanitaria distribuida por organismos internacionales y culpó a Israel de la escasez. Actualmente, con fondos de Estados Unidos, una organización independiente llamada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés) se encarga de repartir los suministros bajo protección privada, enfrentando constantes intentos de saqueo por parte de Hamás.
El grupo islamista exige que se cancele el mandato oficial de la GHF y reclama el control total de la distribución de ayuda. Aunque Trump no cederá ese control, la Casa Blanca trabaja en un modelo operativo alternativo que atenúe las presiones del grupo armado.
Durante la cumbre del 7 de julio, Trump y Netanyahu también planean acordar una propuesta conjunta sobre el envío de ayuda humanitaria, además de resolver el futuro de los rehenes. Otro punto espinoso es la liberación de prisioneros palestinos, una de las exigencias principales de Hamás. La media solicitada es un rehén israelí por cada 100 detenidos con sentencia firme. Tanto Trump como Netanyahu estarían dispuestos a aceptar este intercambio, aunque bajo el supuesto de que esos excombatientes serán neutralizados en el futuro por las FDI.
Trump, conocido por sus inesperadas críticas en público, incluso a aliados cercanos, ha convertido el Salón Oval en un escenario de presión diplomática. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, lo vivió de primera mano. Netanyahu, por su parte, teme un tratamiento similar y ya no confía en la amistad personal que alguna vez lo unió a Trump.
El primer ministro israelí recuerda la influencia que tuvo Elon Musk sobre Trump al inicio de su actual mandato y cómo esa cercanía terminó en un conflicto público. Con ese precedente, Netanyahu mantiene reuniones constantes con su ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, quien ya se encuentra en Washington buscando puntos de consenso previos a la reunión decisiva. Aun así, Dermer enfrenta un desafío mayor: Trump siempre busca tener la última palabra.
Infobae


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