
Donald Trump visita a Carlos III en Windsor para reafirmar su amistad con el monarca británico
Internacionales17/09/2025

“Como saben, Carlos, que ahora es rey, es mi amigo”, deslizó Donald Trump en la Casa Blanca antes de viajar desde Washington a Londres para cumplir una visita de estado de 48 horas. “Carlos y Camila son amigos míos desde hace mucho tiempo, mucho antes de que él fuera rey, y es un honor tenerlo como rey.
Es un elegante caballero y representa muy bien al país”, completó el líder republicano.
Carlos III ya hizo honor a esa amistad: Trump es el único presidente de los Estados Unidos que en sus dos mandatos será recibido por reyes diferentes. Isabel II en 2019, y ahora su heredero Carlos en 2025.
Habitualmente, el protocolo real asigna una sola audiencia.
Y Trump superó la tradición histórica porque Carlos III es amigo suyo desde los tiempos que aún era príncipe y el presidente todavía soñaba con llegar al Salón Oval.
Pero la demostración de amistad de Carlos III a Donald Trump no concluye en un hito histórico que será muy difícil de batir en el futuro. El rey de Inglaterra también desplegó para hoy una ceremonia que tampoco tiene antecedentes en los últimos cien años de monarquía británica.
Cerca del mediodía (hora de Londres), Trump y su esposa Melania serán recibidos en el Castillo de Windsor por el príncipe y la princesa de Gales, Guillermo y Kate. Volarán en helicóptero desde Londres a Windsor por cuestiones de seguridad y de tiempo protocolar.
A continuación, se sumarán Carlos III y su esposa Camila, y cuando ello ocurra, en el Jardín Este del Castillo de Windsor y en la Torre de Londres se disparará el Saludo Real.
Después de dar la bienvenida oficial, Carlos y la reina Camilla acompañarán a Trump y Melania en un paseo en carruaje por el castillo que se comenzó a construir en 1070 por orden de Guillermo el Conquistador.
Militares
Cientos de militares participarán en las ceremonias: tropas montadas, guardias de infantería y músicos, que están ensayando desde hace meses.
Ellos interpretarán “Dios Salve al Rey” y “The Star-Spangled Banner”, dos himnos clásicos que marcan la historia de la monarquía británica y la independencia americana.
Cuando las bandas militares dejen de tocar, tras la revista a la Guardia de Honor, Trump, Melania, Carlos III y Camila tendrán un almuerzo privado en el castillo.
A la misma hora, en Londres, se convocó una marcha hasta el Parlamento para protestar contra la visita de Trump, que apoya al movimiento de extrema derecha que exige la expulsión de todos los inmigrantes indocumentados.
Cuando concluya el almuerzo, Trump, Carlos III, Melania y Camila irán al Salón Verde de Windsor para visitar una exposición de documentos vinculados a la historia de Estados Unidos que forman parte de la Colección Real.
Trump tenía una conexión personal con Isabel II, y tras la visita al Salón Verde, se dirigirá a la Capilla de San Jorge, adonde está enterrada la última reina de Inglaterra.
El presidente de Estados Unidos depositará una ofrenda floral en recuerdo de Isabel II y escuchará el coro de la capilla antes de ir a sus aposentos en Windsor.
A las 20, puntualidad británica, habrá una foto de familia e iniciará un banquete real que quedará en la historia de las relaciones bilaterales entre el Reino Unido y la Casa Blanca.
El dress code del banquete estableció que los hombres vestirán corbatas blancas y frac, y las mujeres llevarán vestidos de diseño y sus joyas personales.
El rey Carlos III y la reina Camila se sentarán con sus invitados en la enorme Mesa de Waterloo, que tiene 50 metros de largo y pueden entrar 160 invitados.
Se necesitaron cinco días completos para preparar la mesa, que se dispondrá con el Gran Servicio, una vajilla de plata dorada de 200 años de antigüedad, que incluye más de 4.000 piezas.
El menú oficial, hasta anoche, era un secreto de Estado.
Además de su jornada pletórica en el Castillo de Windsor, Trump mantendrá un encuentro con Keir Starmer. Ambos mandatarios se reunirán mañana en Chequers, la residencia de campo del primer ministro del Reino Unido.
No será un cónclave protocolar.
Starmer no coincide con el líder republicano respecto a su perspectiva sobre la libertad de expresión, que es una exigencia que plantean los movimientos de extrema derecha cuando se refieren a los inmigrantes ilegales que llegan a Inglaterra a través del Canal de la Mancha.
El sábado pasado, en una marcha de más de 100.000 militantes organizada por Tommy Robinson, se cuestionó la llegada de los indocumentados y su impacto en la sociedad del Reino Unido.
Trump sostiene que Starmer debe respetar la consigna de Free Speech esgrimida por Tommy Robinson, que implica la posibilidad de cuestionar sin sutilezas gramaticales a los inmigrantes ilegales que llegan a Gran Bretaña.
El presidente de los Estados Unidos tiene una política activa de respaldo a las expresiones ideológicas de extrema derecha en Europa, y ya mostró también sus coincidencias con líderes políticos en Francia y Alemania.
Starmer no coincide con el líder republicano respecto a su perspectiva sobre la libertad de expresión, y es muy probable que traten este complejo asunto durante la reunión que mantengan en Chequers.
A las diferencias respecto a la libertad de expresión para las organizaciones de extrema derecha en Reino Unido, se deben sumar las distintas perspectivas políticas que Trump y Starmer tienen sobre la guerra en Ucrania y la situación de Palestina bajo el control de Hamas.
Starmer exige que se profundicen las sanciones internacionales contra Rusia para respaldar la defensa militar de Ucrania, mientras que Trump sostiene que Europa debe dar el primer paso imponiendo restricciones comerciales a China por su apoyo constante a Vladimir Putin.
Es muy probable que no haya acuerdo en este punto clave de la agenda internacional.
Más
Pese a los escasos resultados que hacia adelante deparó la cumbre de Alaska, Trump sigue apostando al diálogo diplomático activo con el Kremlin.
Trump y Starmer también tienen diferencias sobre la guerra en Gaza, cuando Israel profundiza su ofensiva terrestre para terminar con Hamas.
El premier británico cuestiona las operaciones militares que inició ayer Benjamín Netanyahu en Gaza City, y además ya decidió reconocer a Palestina como Estado durante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El presidente de los Estados Unidos exhibió su malestar Netanyahu por el ataque que ordenó en Qatar para eliminar a la actual cúpula de Hamas, pero eso no implica que la Casa Blanca respalde el movimiento diplomático que en forma sincronizada ejecutarán Starmer, Emmanuel Macron y Mark Carney.