

Redacción.- El Vaticano dio oficialmente la bienvenida a la Navidad este lunes con el encendido del árbol y la inauguración del belén en la Plaza de San Pedro, en una ceremonia cargada de simbolismo y tradición.
El árbol navideño es una pícea de Noruega de 25 años, procedente de los bosques alpinos de los municipios italianos de Lagundo y Ultimo, en la región de Trentino-Alto Adigio. Junto a él, otros 40 árboles de menor tamaño fueron distribuidos en distintos puntos del Vaticano.
En un gesto de sostenibilidad, las autoridades informaron que las ramas verdes no serán desechadas, sino transformadas en aceites esenciales naturales, mientras que la madera del tronco será donada a una organización benéfica para su reutilización.
El belén, enviado por la diócesis de Nocera Inferiore-Sarno, en la región de Campania, rinde homenaje a la tradición del sur de Italia y a los clásicos belenes napolitanos. La escena incorpora elementos característicos de la zona, como el baptisterio de Santa María la Mayor de Nocera Superiore, la fuente de San Helvio de Sant’Egidio del Monte Albino, patios tradicionales y un pavimento inspirado en antiguas calzadas romanas.
La instalación ocupa un área de 17 por 12 metros, con una altura cercana a los ocho metros, en pleno centro de la Plaza de San Pedro. Durante el encendido, coros locales interpretaron villancicos y cantos tradicionales.
En un encuentro posterior con los donantes, celebrado en el aula Pablo VI, el papa León XIV destacó que “el belén y el árbol son signos de fe y esperanza”, e invitó a orar por la paz, la fraternidad y por quienes sufren a causa de la guerra y la violencia.
El pontífice añadió que, para los peregrinos de todo el mundo, el belén será un recordatorio de que Dios se hace cercano a la humanidad, entrando en la historia como un niño.



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