La felicidad, según Descartes

Curiosidades 03 de abril de 2024 Kiry Jiménez Kiry Jiménez
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René Descartes, probablemente uno de los mayores filósofos de todos los tiempos, abordó la cuestión ética en varias de sus obras, aunque no trató la felicidad de manera exhaustiva como algunos otros filósofos de la época. Sin embargo, podemos obtener algunas ideas sobre su visión de la felicidad a partir de sus escritos y de su filosofía en general.

Desde la perspectiva de este filósofo del siglo XVII, la felicidad no es simplemente una emoción pasajera o un estado de ánimo placentero, sino que está vinculada a una vida honesta y, sobre todo, al ejercicio de la razón. En su obra ‘Discurso del Método’ (1637), Descartes sostiene que el auténtico bienestar radica en la búsqueda del conocimiento. Plantea que la razón es el camino hacia la verdad y que el conocimiento, por tanto, es la clave para vivir una vida verdaderamente satisfactoria.

Descartes también aborda este asunto en relación con la libertad y el libre albedrío. En su obra ‘Meditaciones Metafísicas’ (1641), argumenta que la libertad de elección es esencial para esa satisfacción con la vida. Se entiende que para Descartes, la capacidad de elegir y actuar de acuerdo con la razón y la moralidad es lo que nos permite vivir una vida plena y realizada.

Además, del pensamiento de este sabio se desprende que la felicidad no debe depender de circunstancias externas, sino que debe encontrarse dentro de uno mismo. En sus escritos, enfatiza la importancia de la auto-reflexión y la introspección como medios para alcanzar una auténtica vida satisfactoria. Así, se extrapola la idea de que la felicidad implica una especie de armonía interior y una tranquilidad del espíritu que no se ve afectada por los cambios externos o las vicisitudes de la vida.

Según la interpretación de Marvin Sebastián Estrada, investigador de la Universidad del Norte (Colombia), Descartes ofrece una nueva forma de entender la felicidad, enfocándose en el estado de contento y satisfacción de la mente. Esta perspectiva difiere de la concepción tradicional de filósofos clásicos que la identificaban con un tipo de vida o la consideraba un bien en sí misma.

No en vano, Descartes presenta una reflexión propia sobre este asunto y el bien supremo, proponiendo una reforma de este modelo. Sebastián Estrada destaca la diferencia que establece Descartes entre la felicidad y el bien supremo. Mientras que en el modelo tradicional (eudamonista) la felicidad ocupaba el lugar del bien supremo, Descartes propone una nueva interpretación al separar estos conceptos.

Así pues, Descartes habría sostenido que la virtud, al ser el mayor bien del individuo, constituye el fin último de nuestras acciones. Un enfoque que priorizaría la búsqueda y práctica de la virtud como objetivo fundamental en la vida de las personas.

Y aunque Descartes pueda considerar que la virtud es el mayor bien, también habría reconocido que practicarla conduce al contentamiento y satisfacción de la mente. Por lo tanto, la felicidad también podría ser vista como el fin de nuestras acciones.

Padre de la filosofía moderna

René Descartes (1596-1650) nació cerca de Tours (Francia), y falleció en Estocolmo (Suecia). Este filósofo, matemático y científico francés está considerado uno de los padres fundadores de la filosofía moderna y de la matemática moderna.

Descartes recibió una educación jesuita en el Colegio Real de La Flèche, donde estudió matemáticas, ciencias naturales, lógica y filosofía. Después de completar sus estudios, Descartes se unió al ejército y viajó por Europa, donde tuvo la oportunidad de encontrarse con algunos de los pensadores más destacados de su tiempo.

En 1628, este influyente pensador se retiró a los Países Bajos, donde pasó la mayor parte de su vida dedicado a la investigación y la escritura. Es en esta época cuando publicó sus obras más importantes, incluyendo el ‘Discurso del Método’ (1637), ‘Meditaciones Metafísicas’ (1641), y ‘Principios de Filosofía’ (1644).

Uno de los aspectos más destacados de la filosofía de Descartes es su énfasis en la duda metódica y su búsqueda de una base firme para el conocimiento. En su famoso ‘Cogito, ergo sum’ (“Pienso, luego existo”), Descartes establece que la existencia del pensamiento es indudable y sirve como fundamento para la certeza de la existencia del yo.

Pero además de su trabajo filosófico, Descartes también realizó importantes contribuciones a las matemáticas, especialmente en el desarrollo de la geometría analítica. Su obra ‘La Geometría’ (1637) introdujo la idea de representar las formas geométricas con coordenadas numéricas, lo que sentó las bases para el cálculo infinitesimal y la geometría cartesiana.

Descartes murió en 1650 en la capital sueca, donde se encontraba como invitado de la reina Cristina. A pesar de su prematura muerte, su legado perdura hasta el día de hoy, y su influencia se extiende a través de la filosofía, las matemáticas, la ciencia y la cultura en general.

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