La piel es el órgano más grande y visible del cuerpo humano. Considerada como la primera línea defensiva del organismo, sus funciones son vitales para gozar de una buena salud. Sin embargo, existe toda una serie de fenómenos que la pueden comprometer: el exceso de sol, una mala alimentación, la contaminación atmosférica y un largo sinfín de factores. Hoy hablaremos de uno: la dermatitis.
Este trastorno que cursa con una irritación en la piel puede presentarse de formas muy distintas y tener causas diferentes, por lo que ha sido necesaria una clasificación en distintos tipos. En el artículo de hoy los presentaremos y veremos tanto su sintomatología como el tratamiento asociado.
¿Qué es la dermatitis?
La palabra dermatitis tiene su origen en el griego, mediante la unión dérma (piel), con el sufijo itis (inflamación). Actualmente es un término genérico usado para designar aquellas irritaciones o inflamaciones de las capas superficiales de la piel.
Es una afección muy común y deriva de diferentes causas, a su vez que puede presentarse de formas muy distintas en las personas. Usualmente la piel se siente seca y la persona experimenta comezón, mientras que en otras ocasiones se puede sentir la piel hinchada y mostrar sarpullidos.
Por otra parte, también puede hacer que la piel se ampolle, supure, forme pequeñas costras o se descame. Si bien todo son signos de lo mismo, es importante saber distinguir los diferentes tipos de dermatitis, para poder entender mejor qué es lo que sucede en el cuerpo y mitigar de manera más efectiva los efectos indeseados.
La dermatitis no es contagiosa, sin embargo, las personas que la sufren se pueden sentir incómodas y cohibidas. A veces, la hidratación regular de la piel puede ayudar a controlar los síntomas y actualmente existen cremas y pomadas que ayudan a solventarla.
¿Qué tipos de dermatitis existen?
Cada tipo de dermatitis difiere en su sintomatología. Además, no todas afectan las mismas regiones del cuerpo. Veamos, pues, qué tipos existen y aprendamos cuáles son sus signos y qué medidas terapéuticas existen para hacerles frente.
1. Dermatitis atópica
También conocida como eczema atópico, es una afección que provoca enrojecimiento de la piel y picazón. Es muy frecuente en bebés y de hecho suele empezar en la infancia, pero puede manifestarse a cualquier edad. Muchas personas lo superan con el tiempo antes de llegar a la vida adulta.
Se considera un trastorno cutáneo prolongado, a veces crónico, que se debe a una reacción de la piel que cursa con pequeñas erupciones. Las personas que la sufren suelen tener la piel más sensible y parece que la piel carece de ciertas proteínas que ayudan a formar la capa protectora cutánea. Es decir, su barrera cutánea es más “porosa” y esto hace que la piel le cuesta más retener el agua, con lo que la suelen tener más deshidratada y seca.
¿Pero a qué se debe este tipo de piel? Los expertos señalan que puede deberse a factores genéticos o ambientales (o de la suma de los dos, esto depende de cada caso). Se ha visto que las personas con antepasados provenientes del Norte de Europa y del Este de Asia pueden ser más propensos a padecerla.
Los factores ambientales pueden ser muy diversos y surgen desde la exposición a jabones y detergentes, pasando por los ácaros del polvo y ciertas bacterias. Todos estos agentes externos comparten que pueden tener un efecto “proteasa”, rompiendo ciertos enlaces de las proteínas de la piel y aumentando su porosidad.
Sintomatología
En lactantes y niños, la erupción se suele mostrar en el cuero cabelludo, rodillas, codos y mejillas. En cambio, en adultos también se puede mostrar en las muñecas y tobillos y en el rostro y cuello.
La erupción generalmente es de tipo escamosa con enrojecimiento y causa mucho picor. Por este motivo, a veces aparecen marcas por el rascado y la piel afectada se puede hacer más gruesa.
A veces, los síntomas pueden empeorar si se comen determinados alimentos, por lo que se recomienda que las personas que sufren dermatitis atópica se hagan las pruebas de alergia si observan que algún alimento puede estar incrementando su malestar.
Además, se recomienda también que las primeras veces que se experimentan reacciones cutáneas de este tipo, se acuda a un inmunólogo ya que otro tipo de patologías como la psoriasis o la dermatitis de contacto (explicada a continuación) pueden tener síntomas similares. De esta manera, el diagnóstico será más acotado y el tratamiento será lo más adecuado posible.
Tratamiento y prevención
El principal objetivo del tratamiento es mejorar la calidad de vida de aquellas personas que la sufren. A veces, el sueño puede resultar alterado por la necesidad de interrumpirlo por la necesidad de rascarse. Otras personas no se pueden sentir cómodas en sociedad cuando las erupciones le afectan al rostro. En cualquier caso, muchas personas sufren de dermatitis atópica y esto a veces puede ayudar al paciente a no sentirse solo.
Un buen control de los agentes ambientales que la empeoran o la causan es vital: usar prendas cómodas, reducir el estrés y usar jabones lo más respetuosos posibles con la piel puede ser un buen lugar por donde empezar.
Además, existen tratamientos que se pueden usar en niños y adultos. Cada tratamiento se adecua a la severidad del caso y hay desde cremas humectantes específicas para paliar la sequedad y ungüentos hasta cremas con esteroides (unos antiinflamatorios específicos para las erupciones), además de muchas otras terapias de cariz paliativa.
2. Eczema folicular
Es una forma de dermatitis atópica pero que afecta los folículos pilosos de la piel, es decir, las zonas de la piel donde nacen los cabellos. Las reacciones de este tipo de eczema causan que la piel parezca que está “de gallina” ya que los pelos de la región afectada se mantienen en punta. También cursa con sarpullidos en la cara, manos, brazos o piernas, picazón y pequeñas llagas.
Al igual que la dermatitis atópica, se sugiere evitar aquellas sustancias que puedan ser irritantes para la piel. A su vez, en este caso, se recomienda que la persona tome baños de agua cálida (evitando que el agua esté demasiado caliente) que no excedan los 10 minutos e hidratar la piel justo después del baño. Si el eccema folicular resulta muy molesto, las terapias que se siguen son muy similares a los de la dermatitis atópica.
3. Dermatitis de contacto
La dermatitis de contacto es una erupción cutánea rojiza que también produce picazón, pero al contrario de la anterior, aparece por contacto directo con una sustancia o por una reacción alérgica a esta. Si bien no es contagiosa ni grave, se caracteriza por ser muy molesta.
Para poderla tratar de manera satisfactoria, es importante identificar la causa (ya sea una sustancia o un material) que genera dicha reacción, ya que una vez se evita la sustancia irritante, la erupción generalmente desaparece.
En lo que refiere a sus síntomas, suele ocurrir en aquellas zonas del cuerpo que estuvieron expuestas al agente externo irritante. Por ejemplo, algunas personas que llevan reloj, pueden experimentar dermatitis de contacto en la piel que se sitúa bajo la correa.
Sintomatología
La erupción cutánea suele aparecer en minutos u horas tras la exposición y puede durar de dos a cuatro semanas. Sus signos comprenden una erupción cútanea de color rojo, picazón (puede llegar a ser muy intenso) y la piel se puede mostrar muy seca y agrietada. Otras veces puede cursar con pequeños bultos y ampollas que pueden supurar y hacer crosta.
Se distinguen dos tipos de dermatitis de contacto, según su agente causal: las irritativas y las alérgicas. La primera, es el tipo más frecuente y se debe a la exposición de agentes irritantes. Algunas personas muestran la reacción justo después, mientras que otras lo hacen tras exposiciones reiteradas. Suelen causar irritación algunos disolventes, blanqueadores y detergentes, así como los conservantes de ciertos champús. También la pueden causar sustancias aéreas como el aserrín o algunas plantas.
En lo que refiere a la dermatitis alérgica de contacto, ocurre cuando las personas son sensibles a algunos alérgenos y se desencadena una reacción inmunitaria en la piel. Los fenómenos alérgicos de este tipo a veces necesitan más de una exposición para desencadenarse, pero una vez se ha generado totalmente la alergia, basta con una pequeña cantidad del agente para que se de la reacción inmunitaria.
Los alérgenos frecuentes en este subtipo de dermatitis suelen ser el látex, el níquel, cremas antibióticas y otros medicamentos. También están presentes en plantas, como la hiedra venenosa y en algunos productos de cuidado personal (tintes para el cabello, cosméticos, etc.).
Tratamiento y prevención
Las medidas preventivas sugieren identificar y evitar aquellas sustancias que en el paciente le causan irritación o reacción alérgica, así como promover el uso de guantes y ropa de protección si la persona debe exponerse por razones de trabajo.
Si los síntomas no desaparecen o son muy molestos, el médico entonces receta pomadas con esteroides que ayudan a aliviar las erupciones. En casos muy graves, se recetan medicamentos orales para reducir la inflamación, como los corticosteroides, y antihistamínicos para reducir el picazón.
4. Dermatitis seborreica
La dermatitis seborreica es un trastorno frecuente de la piel que afecta principalmente el cuero cabelludo. Por este motivo, a veces también se le denomina caspa. Aun así, también surge en otras zonas del cuerpo, donde las glándulas sebáceas de la piel son más activas, como el rostro, la nariz, las cejas y las orejas.
Actualmente se desconoce la causa exacta de la dermatitis seborreica, pero puede deberse a una combinación de estos elementos: alta actividad de las glándulas sebáceas, la presencia del hongo Malassezia en los poros o cambios en el funcionamiento cutáneo; además de la existencia de factores predisponentes como el estrés, los climas extremos, la obesidad o tener la piel acneica. Este tipo de dermatitis puede desaparecer sin tratamiento. Sin embargo, esta podria reaparecer más adelante.
Sintomatología
Entre los signos se distinguen la presencia de hojuelas de piel (caspa) en el cuero cabelludo o en las cejas, zonas de piel grasosas recubiertas por escamas blancas en el rostro u otras partes del cuerpo, enrojecimiento de la piel y picazón. Es importante saber que estos síntomas pueden agravarse si la persona está bajo estrés y tienden a potenciarse durante las temporadas frías y secas.
Tratamiento y prevención
Antes de nada, el especialista examinará bien la piel con el fin de descartar otras patologías que podrían confundirse con dermatitis seborreica como la rosácea o la psoriasis.
Los tratamientos se basan en el uso de cremas y champús especiales para calmar y tratar las zonas afectadas. A veces, cuando se sospecha de la presencia del hongo antes mencionado, se recetan productos antifúngicos y si la situación es de alta gravedad, ocurre muy poco, antifúngicos orales.
Del mismo modo que sucede con las otras dermatitis, existen una serie de medidas de control. En este caso, están encaradas a una correcta higiene del cuero cabelludo (es importante consultar al especialista que champú diario usar ya que sino podría empeorar), evitar los productos de moldeado del cabello mientras se tenga dermatitis y evitar rascarse de manera compulsiva cuando se sienta el picazón.