La Edad Media no fue tan "sucia" como se dice

Curiosidades 28 de febrero de 2024 Kiry Jiménez Kiry Jiménez
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La idea de que la Edad Media era una época de extrema suciedad y que falta de higiene acampaba a sus anchas es un mito que ha persistido durante siglos y que ha llegado a nuestros días. La realidad es muchos más compleja de lo que se podría pensar a priori y requiere ser matizada.

Para comprender la higiene en la Edad Media es importante tener en cuenta, al menos, tres aspectos: las diferentes fuentes de información que disponemos (crónicas, tratados médicos y excavaciones arqueológicas), el contexto histórico (estamos ante un periodo de mil años con cambios sociales, económicos y políticos) y las diferentes clases sociales (variaba considerablemente según los diferentes recursos).

Del hedor al perfume

Los perfumes y los aromas jugaron un papel muy importante en la vida cotidiana del medievo y se usaban para enmascarar el olor corporal, como símbolo de riqueza y estatus, con fines afrodisiacos, para purificar el ambiente y en rituales religiosos para sacralizar la atmósfera.

Entre los ingredientes más utilizados en la elaboración de los perfumes medievales nos encontramos las flores (rosa, jazmín, azahar), las hierbas (menta, albahaca, romero, tomillo), las especias (clavo, canela, nuez moscada), la madera (sándalo, cedro), las resinas (incienso, mirra) y elementos del reino animal (almizcle, ámbar gris). Todo ello nos indica un elevado grado de profesionalización y una amplia gama de perfumes.

Sabemos que se elaboraban de forma artesanal a través de un complejo proceso en el que había un proceso de maceración de flores, hierbas y especias en alcohol o aceite, para luego extraer la esencia de las plantas mediante un proceso de destilación y envasado en frascos de vidrio, cerámica o metal.

Algunos de los perfumes más populares en la Edad Media eran el agua de rosas (un perfume ligero y floral), el agua de azahar (un perfume fresco y cítrico elaborado a partir del azahar), el agua de lavanda (un perfume relajante y aromático hecho de lavanda) y el aceite de almizcle (un perfume muy sensual).

Baños medievales, espacios de higiene

Los baños medievales eran espacios públicos donde la gente no solo se bañaba, sino que también lavaba la ropa y socializaba. Había varios tipos de baños, desde los públicos, que eran los más comunes, generalmente propiedad de la ciudad o de un señor feudal, hasta los privados, ubicados en casas de nobles. El baño jugaba un aspecto fundamental en la higiene personal, al tiempo que se pensaba que tenía propiedades curativas.

En cuanto a la frecuencia del baño, variaba según la clase social, la época del año y la disponibilidad del agua. Las clases sociales altas podían bañarse una vez a la semana e incluso con más frecuencia, mientras que las clases sociales bajas tal vez lo hacían una vez al mes o incluso menos.

A lo largo de la Edad Media también hubo diferentes métodos para bañarse, desde las bañeras –de madera o metal y a menudo portátiles-, hasta las tinas, pasando por los baños de vapor o, simplemente, el lavado de diferentes partes del cuerpo por separado.

Sabemos que no siempre utilizaban jabón para lavar el cuerpo, ya que era un producto relativamente caro, por lo que en algunos usaban otros productos de limpieza, como la ceniza, la arcilla o las hierbas.

Escuela de Salerno: recomendaciones higiénicas

La Escuela de Salerno fue una institución docente de gran relevancia en la Edad Media, especializada en la enseñanza de la medicina. Se encontraba ubicada en la ciudad italiana de Salerno y es considerada la primera escuela médica de la Europa Occidental.

Aunque no se conoce la fecha exacta de su fundación se estima que fue alrededor del siglo IX cuando surgió este centro de conocimiento médico basado en la tradición grecorromana. Hasta allí fueron estudiantes de todos los rincones de Europa, convirtiéndose en un referente en la formación médica del medioevo.

Sabemos que desde allí se dictaron algunas recomendaciones sobre la higiene corporal que permanecieron vigentes durante mucho tiempo. Los galenos recomendaban bañarse al menos una vez a la semana, ya que consideraban que el baño ayudaba a mejorar la circulación sanguínea y eliminar la sociedad del cuerpo. Recomendaban, así mismo, peinarse y lavarse el cabello con regularidad para prevenir la caída del mismo y usar ungüentos para evitar la aparición de irritaciones cutáneas.

En definitiva, la Edad Media no fue una época de extrema suciedad y falta de higiene, como se nos ha hecho creer, y es que en aquella época existían normas higiénicas, había baños públicos para garantizar el aseo, se valoraba tanto la limpieza personal como del hogar, y los médicos promovían ciertas normas mínimas de higiene.

Muy interesante

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