El ultra luminoso maquillaje de Lucía Páramo en su boda: irradiar felicidad sin renunciar a una mirada dramática

Moda y Belleza 03 de junio de 2024 Yerandi Santana Yerandi Santana
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Todo muy natural y muy sencillo. Lucía Páramo, hermana del influencer Tomás Páramo, tenía muy claro que no quería ni una boda gigantesca ni nada muy ostentoso. Su look beauty, por tanto, seguiría la tónica.

 El look habitual de Lucía se caracteriza por una piel apenas maquillada, con las correcciones puntuales típicas y con un toque de bronceador o de rubor para acentuar sus, ya de por sí, pronunciados pómulos.

 Teniendo en cuenta que, una de las máximas de las novias que aciertan con el estilismo de sus bodas es “no arriesgar y optar por lo que lleves siempre, pero hecho por un profesional”, estaba claro que el maquillaje de la madrileña iría en esa línea.

 Así, el viernes 31 de mayo, Lucía llegaba a la ermita de Nuestra Señora de la Paz, con su vestido de Flor Fuertes, del brazo de su padre y con una piel superglow y efecto bronceada que toda novia querría fichar para el día de su boda. Le ponemos un superzoom y analizamos sus puntos fuertes.

Piel efecto filtro
Para mantener esa sensación de piel jugosa, pero construyendo un maquillaje que resista varias horas en un día tan intenso, la piel debe estar muy bien preparada, con una hidratación que permita que se mantenga elástica. Con la naturalidad como foco, la base de maquillaje debía ser muy ligera, con la única finalidad de igualar el tono. Una base muy mate o en polvo habría apagado su tez y habría terminado cuarteándose con el paso de las horas, la elección de una base ligera fue todo un éxito.

Al buscar un acabado muy natural para darle volúmenes y matices al rostro, el combo de rubor y bronceador, además de resultar vital, debía ser también en una textura cremosa. Fórmulas como las del Afterglow Liquid Blush de Nars en sus tonos ‘Dolce Vita’ o ‘Aragón’, con un subtono marrón más próximo al tono de la piel de Lucía, permiten darle color a los pómulos y realzarlos, a la vez que resultan muy sencillos de extender y no resecan ni se cuartean. Y la influencer los incluye en su maquillaje de diario, por lo que no es de extrañar que recurriera a ellos en el día de su boda.

El efecto sobre la piel es el de un matiz de color muy luminoso al que, para la ocasión, se sumó también el iluminador en la parte alta del pómulo, el lagrimal, el arco de la ceja, resaltando las zonas con un punto de luz nacarado.

Mirada drama
Y llegamos a los ojos, donde la intensidad del maquillaje subía. Siempre moviéndose en los tonos tierra, para calidecer la mirada e intensificar el color de los ojos de Lucía, la maquilladora creaba un ahumado con sombras de ojos café de acabado luminoso. De este modo, aunque la mirada parecería entornada, el ojo no se veía muy oscuro o excesivamente maquillado, ni tampoco lo empequeñecía.

Aunque las novias, habitualmente, destierran los colores oscuros de los ojos en pro de una mirada muy limpia, la apuesta de Lucía era todo un acierto, al reforzar sus facciones y decantarse por un look que le favorece. Además del ahumado con sombras marrones, para oscurecer el nacimiento de las pestañas y enmarcar aún más los ojos, la línea de agua se delineó en negro, arriba y abajo, un poco al estilo del maquillaje 'signature' de Penélope Cruz. De este modo, se conseguía definir muchísimo el ojo, pero sin recurrir a un eyeliner, que habría hecho que el look pareciera más recargado.

 Las cejas, perfectamente definidas siguiendo su arco natural, se fijaron con un brow gel, para conseguir un look muy pulcro en el que, la mirada fuera la protagonista, enmarcada por todos los elementos, pero de una forma muy orgánica. Otra nota importante era el moño, con la raya central ligeramente ladeada, lo que permitía que el rostro pareciera aún más anguloso.

 Remataba el maquillaje un sutil tono cereza en los labios, no descartamos que incluso se tratara del mismo producto que se aplicó en las mejillas, pero en una mayor concentración, ya que el color se mueve en los mismos colores.

 De este modo, el resultado era un maquillaje que iba en consonancia. La piel estaba iluminada de base, pero acentuada en las zonas indicadas, el rubor y los labios iban en sintonía y la mirada, en marrón, llenaba de brillo los ojos de la novia. Un maquillaje de boda diferente, muy favorecedor y de esos que guardar en la carpeta de inspiración 'bride to be'.

AV

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