Eventos astronómicos que no te puedes perder este verano: desde un eclipse lunar hasta las 'lágrimas de San Lorenzo'

Ciencia y Tecnología01/07/2024Prensa TNIPrensa TNI
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El recién estrenado verano, que ha llegado después del solsticio del 20 de junio y se prolongará hasta el equinoccio otoñal del próximo 22 de septiembre, trae consigo un atractivo calendario para los amantes de la astronomía: dos lluvias de meteoros y cuatro lunas llenas, la última de las cuales estará acompañada además por un eclipse parcial. En cuanto a las lluvias de meteoros, la segunda de ellas, el esperado pico de las perseidas -las 'lágrimas de San Lorenzo'- se producirá el día 12 de agosto, pero las previsiones apuntan a que este no será un buen año para su observación.

Después de la luna de fresa del pasado 22 de junio, el segundo plenilunio de la estación estival llegará el próximo 21 de julio, en este caso conocido como 'luna del ciervo'. Esta denominación, una vez más, se debe al Almanaque de los Agricultores de Maine, que a partir de la década de 1930 comenzó a publicar los nombres que los nativos americanos daban a las lunas llenas. La de julio era denominada así porque es en esta época del año cuando los ciervos machos terminan de renovar su cornamenta en los bosques de Estados Unidos y Canadá.

El mes de julio también deparará una lluvia de meteoros: las delta acuáridas, que alcanzarán su máximo el 31 de julio -aunque se prolonga todos los años entre el 12 de julio y el 23 de agosto-. Según explica el Instituto Geográfico Nacional, este será un buen año para contemplar el fenómeno astronómico, dado que el máximo se producirá tres días después del cuarto menguante, por lo que no impedirá su visión.

En esta ocasión se caracterizará además por un pico bastante extendido, lo que hará que tanto la noche del 30 al 31 de julio como la siguiente, la del 31 de julio al 1 de agosto, sean propicias para la observación.

Las delta acuáridas se observan mejor en el hemisferio sur porque su radiante está más alto en el cielo, pero también son visibles en el hemisferio norte con una tasa de actividad algo más baja. Se cree que estos meteoros pueden provenir del cometa 96P Machholz, que orbita alrededor del sol aproximadamente cada 5 años. Las lluvias de meteoros suceden cuando nuestro planeta se cruza con la orbita de un cometa, que está llena de partículas de ese cuerpo celeste que, al entrar en la atmósfera terrestre a gran velocidad, se calcinan y crean ese característico resplandor luminoso.

Además, el 5 de julio se producirá el momento de máximo alejamiento anual entre la Tierra y el sol, denominado afelio. Cuando suceda, la distancia de nuestro planeta al sol será de algo más de 152 millones de kilómetros, es decir, aproximadamente 5 millones de kilómetros más que en el momento de menor distancia (perihelio), que sucedió el pasado 3 de enero.

Unas perseidas deslucidas
Tras finalizar julio llegará otra lluvia de meteoros aún más esperada: las perseidas, que estarán activas desde mediados de julio hasta finales de agosto, pero alcanzarán su punto álgido entre el 12 y el 13 de agosto. Sin embargo, según adelanta el Instituto Geográfico Nacional en su página web, no se espera que sea un buen año para su observación, ya que el máximo se producirá el día 12 de agosto en horario diurno, entre las 15 y las 18 horas -una hora antes en Canarias-, coincidiendo además con el cuarto creciente de la luna.

En todo caso, al ser un fenómeno astronómico que se caracteriza por su intensidad, suele presentar picos de actividad fuera del máximo, por lo que en las noches en torno a esta fecha podrán apreciarse un buen número de meteoros.

Las perseidas también reciben el nombre popular de "lágrimas de San Lorenzo" debido a la proximidad de su máximo con el 10 de agosto, día de la festividad del mártir español del mismo nombre. Su alta actividad, junto con las condiciones atmosféricas favorables para la observación durante el verano boreal, hace de las perseidas la lluvia de meteoros más popular, y la más fácilmente observable.

Todos los años, el planeta Tierra cruza la órbita del cometa 109P/Swift-Tuttle, que completa una vuelta alrededor del Sol cada 133 años. Esta órbita está llena de partículas pequeñas, similares a granos de arena, que han sido liberadas por el cometa en sus pasos anteriores. Cuando una de estas partículas, que formaron en su día la cola del cometa, entra en la atmósfera terrestre a gran velocidad, la fricción la calienta hasta vaporizarla a gran altura, emitiendo ese destello luminoso que también se conoce como "meteoro" o "estrella fugaz".

El mes de agosto terminará con la 'luna del esturión', llamada así por las tribus nativas norteamericanas debido a la abundancia de estos peces en esta época del año en la región de los Grandes Lagos, en la actual frontera entre Estados Unidos y Canadá.

Superluna y eclipse lunar parcial
Cerca ya del equinoccio de otoño tendrá lugar la 'luna de la cosecha' el 18 de septiembre, en este caso una superluna que promete ser más grande y brillante de lo habitual. Su nombre se debe a que tradicionalmente coincide con la época de la cosecha en las regiones del este de Norteamérica.

Este año, la luna de la cosecha viene acompañada de un eclipse parcial, un fenómeno en el que la sombra de la Tierra oscurece parcialmente la luna. El segundo eclipse eclipse lunar del año será muy débil, aunque a diferencia del primero -que se produjo a comienzos de abril- sí que será visible desde toda España (se podrá ver en América, Europa y África).

La observación del eclipse se puede realizar a simple vista y no entraña ningún peligro ni requiere ningún tipo de instrumentación especial. La fase de parcialidad en España (momento en el que es visible) comenzará a las 4:13 de la madrugada y finalizará a las 5:16 (hora peninsular española), y su máximo está previsto a las 04:44.

  Imagen de un eclipse lunar total (derecha superior) y otro eclipse lunar parcial (derecha inferior). GETTY
Un eclipse lunar se produce cuando el sol, la Tierra y la luna se alinean en este orden, de manera que la luna atraviesa la sombra proyectada por la Tierra. La sombra de la Tierra tiene una parte menos oscura, llamada “penumbra”, y una parte más oscura, llamada “umbra”. Durante un eclipse lunar parcial, solo una parte del satélite atraviesa la umbra y el resto permanece iluminado por el sol, en la parte de penumbra. En cambio, durante un eclipse lunar total, el satélite queda cubierto completamente por la umbra.

En cuanto a las superlunas, estas se producen cuando la órbita del satélite terrestre está en su perigeo, lo más cercano posible a nuestro planeta, y al mismo tiempo se halla en plenilunio -luna llena-. Entonces se puede ver notablemente más brillante y más grande de lo normal, aunque se trata únicamente de una percepción, ya que no cambia de tamaño.

RTVE

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