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Balenciaga: arquitecto, pintor, escultor … y modisto de alta costura

Moda y Belleza 22 de julio de 2024 Kiry Jiménez Kiry Jiménez
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Arquitectura, escultura, pintura y música… de todas las artes se nutrió Cristóbal Balenciaga (1895-1972) para llegar a ser el principal modisto de alta costura en la historia de España, y una de las referencias internacionales del pasado siglo en competencia con las grandes firmas francesas.

Hijo de una costurera que remendaba el presupuesto familiar con la aportación de su padre pescador, desde su Getaria natal (Guipúzcoa) el modisto emprendió una trayectoria asombrosa por época, medios, concepto y resultados como se aprecia en la exposición “Un siglo de Balenciaga”, inaugurada este jueves en Valladolid.

Balenciaga y las artes

El conocimiento de la arquitectura le ayudó a confeccionar los patrones, de la escultura extrajo las formas, la pintura reforzó su inspiración en los diseños, recurrió a la filosofía para encontrar la justa medida y la armonía de sus conjuntos llevaba aire musical, sentenció él mismo en una reveladora frase donde resumió su credo.

Los veraneos de entonces, vedados para los menos pudientes hasta la eclosión del turismo en los sesenta, era cosa de la familia real y del norte, de grandes fortunas y aristócratas como Micaela de Elio, bisabuela de la futura reina Fabiola de Bélgica, que aliviaba calores en Getaria, en el palacio de Aldamar, hoy Museo Balenciaga.

Allí conoció a un adolescente Cristóbal al que retó con una prueba tras apreciar sus cualidades. Fue el primer examen de su trayectoria, superado con el premio de una mecenas que, con el paso del tiempo, le llevó a diseñar el traje nupcial de su bisnieta, Fabiola de Mora y Aragón, cuando en 1960 casó con Balduino, rey de Bélgica.

De Getaria a París

Balenciaga ya había consolidado su prestigio, vivía en París desde 1937, al comienzo de la última guerra civil, se codeaba con los santones franceses (Coco Chanel y Christian Dior) y abrió un camino que en España siguieron, entre otros, Manuel Pertegaz y Elio Berhanyer para formar el triunvirato español de la alta costura.

Suerte para arrancar pero con talento para prosperar y labrar un recorrido excepcional que resume esta exposición, hasta el 13 de octubre en la Sala de las Francesas, con un muestrario de 185 piezas entre indumentaria, sombreros y otros enseres del taller de costura porque fue un modisto de principio a final.

“Desde la elección de la tela hasta su transformación en una pieza”, eso hacía Balenciaga, ha explicado a los periodistas Pedro Usabiaga, comisario de esta exposición que en Valladolid cumple la cuarta parada de un itinerario que emprendió en Zaragoza en 2019, poco antes de la pandemia.

Trajes de día, de tarde y de noche, de cóctel, abrigos, diseños de traje-chaqueta, sobreros y patrones dibujados de su mano engrosan este recorrido retrospectivo y cronológico con un fondo en su mayoría inédito al ser cedido por coleccionistas particulares y que pertenecieron, entre otros, a la mezzosoprano Teresa Berganza y a la actriz Isabel Garcés.

Elegancia e intemporalidad

La elegancia, intemporalidad y sencillez son las claves del estilo Balenciaga, en palabras del comisario, gracias en buena parte al “corte perfecto” que aprendió desde niño y convirtió, con el paso de los años, en diseños de referencia apreciados por actrices como Marlene Dietrich, Ava Gardner, Grace Kelly o Audrey Hepburn.

La “elegancia exquisita” caracterizó a un maestro “dotado de un y talento innato de referencia internacional, un militante en la cultura del esfuerzo y de la superación”, ha apuntado por su parte la concejala de Cultura, Irene Carvajal.

Solo le faltó vestir al Ratón de Guetaria, la otra cima de su localidad natal, también la de Juan Sebastián Elcano. La otra es el pequeño cerro donde se asienta el palacio de Aldamar, desde 2011 habilitado como Museo Balenciaga con más de un millar de piezas originales. EFE

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