Nacida como respuesta a una demanda social, sobre todo de los jóvenes que buscan llevar un recuerdo imborrable en su piel, pero también como una salida profesional, este año ha abierto la Escuela Cántabra de Tatuaje en los locales de emprendedores del municipio de Suances.
La promotora de esta iniciativa es la emprendedora Laura Suárez, conocida por Suki en el mundillo del tatuaje, a medio camino entre lo artístico y la moda, que se formó hace una década en Santander en el único centro que daba este tipo de formación fuera de las grandes ciudades españolas.
A partir de octubre, la escuela inicia sus actividades de manera regular con clases intensivas de una semana de duración en horario de tarde, durante las que los alumnos aprenderán desde cero hasta cuatro estilos de tatuaje diferentes, gracias a enseñanzas presenciales teóricas y prácticas.
Además, se pondrán en marcha otro tipo de cursos de un mes de duración para dominar hasta una decena de estilos y también técnicas de sombras o degradados, sin olvidar otros aspectos relacionados con la atención al cliente o el correcto mantenimiento de las máquinas y las tintas.
De esta manera, los alumnos comienzan practicando desde el primer día con tatuajes en pieles sintéticas hasta llegar luego a ‘pintar’ sobre pieles humanas, pero también se les guía en el proceso de montar su propia empresa o trabajar para otra, afianzando ese carácter emprendedor que tiene la escuela.
Boom del tatuaje
Laura Suárez, Suki, explica en una entrevista con EFE que las enseñanzas van desde pequeños tatuajes a base de líneas hasta otros más complejos de casi un folio de extensión sobre la piel, abriendo así el camino para que los alumnos se puedan seguir formando y adquirir más experiencia.
La directora de la escuela, especialista en el tatuaje denominado de línea fina pero cargada de detalles, asegura que en la actualidad se vive un auténtico boom en este sector, pues cada día se demanda un mayor número de profesionales con experiencia para la multitud de estudios que están abriendo.
Como ejemplo, cita el éxito que tienen los llamamientos a través de redes sociales dirigidos a personas que quieren ser tatuadas por los alumnos de la escuela, lo que para ella da idea de ese auge que se vive, algo que se corrobora con la lista de espera que hay en muchos de los estudios.
Mucho en mujeres
El tatuaje, que antes era algo marginal, hoy se ha convertido en algo habitual sin distinción de personas o por edad, aunque el público mayoritario son mujeres jóvenes que desean plasmar en su piel algún elemento o dibujo como recuerdo imborrable, ya sea por motivos de estética, arte o por moda.
Lo que sí sigue siendo un clásico son las extremidades, piernas o brazos, como zonas del cuerpo donde más se tatúa, aunque las nuevas modas hacen que se busquen otras más escondidas o privadas para grabar esos dibujos e introducir materias colorantes bajo la epidermis.
Dosis artísticas
“La única manera de aprender a tatuar es tatuando”, asegura Laura Suárez, quien enseña a sus alumnos como dar las punzadas de forma correcta para introducir la tinta con una máquina especial, pero también las necesarias dosis artísticas que este actividad lleva implícita.
Por eso insiste en que la escuela ofrece una primera oportunidad para formarse en lo que, de manera obligatoria, debe ser el inicio de una carrera en la que es importante estar al día sobre nuevas técnicas, estilos, tintas o protocolos higiénicos.
En este sentido, destaca las técnicas de micropigmentación capilar, la última tendencia no quirúrgica para hombres y mujeres que simula la línea frontal del cuero cabelludo de forma natural y acaba con las entradas.
Asegura que se trata de tratamiento que mejora la apariencia de quienes padecen de alopecia o procesos de caída de pelo irreversible y perfectamente adecuada para personas con poco volumen de pelo.
EFE