El ADN contradice la historia aceptada sobre la misteriosa población de la isla de Pascua

Ciencia y Tecnología18 de septiembre de 2024Yerandi SantanaYerandi Santana
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La isla de Pascua, también conocida como Rapa Nui y como Te Pito o Te Henua (el ombligo del mundo), es uno de los lugares habitados más aislados del mundo. Situada en el Pacífico, se encuentra a unos 1.900 kilómetros al este de la isla habitada más cercana y a 3.700 kilómetros al oeste de Sudamérica.

Aunque la isla, sus habitantes y su rica cultura han sido ampliamente estudiados por arqueólogos, antropólogos y genetistas, un elemento clave de la historia pascuense sigue siendo muy controvertido a día de hoy. Se trata de la teoría del colapso de la población por “ecocidio” o “suicidio ecológico”, un desastre que se cree culminó en el siglo XVII y que fue el resultado de la superpoblación y la mala gestión de los recursos naturales.

Un nuevo estudio genético aporta datos nuevos y reveladores sobre este debate de la historia pascuense. En el estudio, se examinaron los genomas de 15 individuos pascuenses que vivieron entre 1670 y 1950. Los restos de estos 15 individuos se encuentran actualmente en el Museo del Hombre, en París, Francia.

El nuevo estudio lo ha realizado un equipo internacional, encabezado por J. Víctor Moreno-Mayar, de la Universidad de Copenhague en Dinamarca.

La historia de los pascuenses se ha presentado a menudo como una advertencia contra la sobreexplotación de los recursos naturales por parte de la humanidad. Después de que los polinesios del oeste poblaran la isla en 1250, el paisaje de Rapa Nui cambió drásticamente. Se esculpieron estatuas de piedra (los moáis), siendo emplazadas en todos los rincones de la isla, mientras que su bosque original de millones de palmeras disminuía cada vez más, habiendo prácticamente desaparecido en el siglo XVII. Según la teoría del ecocidio, una población de más de 15.000 pascuenses desencadenó estos cambios que condujeron a un periodo de escasez de recursos, hambruna, guerras e incluso canibalismo que culminó en un catastrófico colapso demográfico.

Aunque está bien establecido que el medioambiente de Rapa Nui se vio afectado por actividades antropogénicas, como la deforestación, nunca se ha podido confirmar de manera inequívoca que estos cambios provocaran un colapso poblacional.

Contra todo pronóstico, el análisis genético de los citados pobladores muestra un crecimiento estable de la población desde el siglo XIII hasta el contacto con Europa en el siglo XVIII. Esta estabilidad poblacional contradice de manera clara y directa la idea de un dramático colapso de la población antes de la llegada de los europeos.

A través de su análisis genético, Moreno-Mayar y sus colegas no solo han aportado pruebas en contra de la teoría del colapso, sino que lo descubierto también subraya la resistencia de la población pascuense frente a los desafíos medioambientales durante varios siglos, hasta las perturbaciones coloniales que trajo consigo el contacto europeo a partir de 1722.

NCYT

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