Trump sacude Brasil: aranceles elevan popularidad de Lula y hunden a Bolsonaro en líos legales

Internacionales19/07/2025Celia SantanaCelia Santana
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El presidente estadounidense Donald Trump pudo haber creído que presionar a Brasil con aranceles más altos ayudaría a su aliado, el expresidente Jair Bolsonaro, pero la estrategia resultó contraproducente. La medida ha generado una ola de rechazo nacional, ha fortalecido políticamente al presidente Luiz Inácio Lula da Silva y ha intensificado los problemas legales del exmandatario ultraderechista.

La semana pasada, Trump envió una carta oficial a Lula amenazando con imponer un impuesto del 50 % a las importaciones brasileñas, y vinculó directamente esa decisión con el juicio por conspiración golpista que enfrenta Bolsonaro, al que calificó de “caza de brujas”. Posteriormente, el jueves por la noche, Trump envió una segunda misiva, esta vez dirigida a Bolsonaro, donde exigió: “¡Este juicio debería terminar de inmediato!” y aseguró haber expresado su descontento a través de su política comercial.

Lejos de retroceder, el Supremo Tribunal Federal de Brasil intensificó las acciones judiciales. El viernes, la Policía Federal allanó la residencia y la oficina política de Bolsonaro. La corte le impuso el uso de una tobillera electrónica, le prohibió el acceso a redes sociales y le aplicó otras medidas restrictivas. En paralelo, el presidente Lula, que enfrentaba una baja en su popularidad, tensiones con el Congreso y desafíos para su posible reelección, ha salido fortalecido. El líder de 79 años, en su tercer mandato no consecutivo, ha ganado respaldo político y social en defensa de la soberanía nacional frente a lo que calificó como un “chantaje inaceptable” de parte de Trump.

Durante un acto con estudiantes el jueves, Lula apareció más enérgico y lució una gorra azul con el lema “Brasil Soberano Nos Une”, en contraposición simbólica a la clásica gorra roja de Trump. “Ningún gringo le dará órdenes a este presidente”, afirmó ante una multitud entusiasta.

La consultora Atlas reveló que la popularidad de Lula subió del 47,3 % al 49,7 % tras el conflicto arancelario. Además, el 62,2 % de los brasileños considera que los aranceles son injustificados, mientras que solo el 36,8 % los respalda. Incluso el exvicepresidente de Bolsonaro, Hamilton Mourão, calificó la medida de Trump como una “interferencia indebida”, aunque reiteró que el juicio contra Bolsonaro está “politizado”.

Un análisis de la firma Palver, basada en 20.000 mensajes en WhatsApp, reveló que aunque los usuarios de derecha dominaron el contenido viral, las conversaciones espontáneas se inclinaron hacia la izquierda, con burlas a Bolsonaro y mensajes en defensa de la autonomía nacional. “Trump ha puesto a Lula de nuevo en el juego”, afirmó Thomas Traumann, analista político y exvocero presidencial. “Se lo entregó en bandeja de plata”, agregó.

El sector empresarial, tradicionalmente aliado de Bolsonaro, también reaccionó con dureza. Representantes del agronegocio y la industria calificaron los aranceles como medidas políticamente motivadas y carentes de justificación comercial.

Incluso el Congreso brasileño, que recientemente le había dado la espalda a Lula, se reagrupó tras el anuncio de Trump. Líderes parlamentarios firmaron una declaración conjunta respaldando la aplicación de la ley de reciprocidad contra EE. UU. y avanzaron con el plan de Lula para eximir del impuesto sobre la renta a millones de brasileños de bajos ingresos.

En cuanto a Bolsonaro, su situación judicial se ha deteriorado. La Fiscalía General pidió esta semana una condena en su contra, acusándolo de liderar una organización criminal armada, de intento de golpe de Estado y de buscar abolir por la fuerza el Estado de Derecho democrático.

Las últimas restricciones judiciales están también relacionadas con una segunda investigación contra su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, actualmente en Estados Unidos, donde habría gestionado sanciones contra autoridades brasileñas en colaboración con aliados de Trump.

El juez Alexandre de Moraes, encargado de los casos contra Bolsonaro, señaló que tanto el expresidente como su hijo intentaron presionar al poder judicial brasileño mediante la intervención de un gobierno extranjero. En su fallo, citó la carta de Trump, publicaciones en redes sociales y declaraciones públicas como evidencia de injerencia. “Un país soberano como Brasil siempre sabrá cómo defender su democracia y su soberanía”, advirtió de Moraes. “El Poder Judicial no se someterá al escrutinio de otro Estado a través de actos hostiles”.

Desde Brasilia, Jair Bolsonaro declaró que el uso del monitor de tobillo era una “humillación suprema”. “Nunca pensé en dejar Brasil, ni en ir a una embajada. Estas medidas cautelares son por eso”, alegó ante periodistas. Por su parte, Eduardo Bolsonaro acusó al juez de querer “criminalizar a Trump y al gobierno de Estados Unidos”. “Como no tiene poder sobre ellos, decidió hacer de mi padre un rehén”, sostuvo.

 

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