

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció que este año no participará en la Asamblea General de las Naciones Unidas, pues aseguró que asistir le “pareció inútil”. En tono irónico añadió: “Siempre puedes ver el discurso del año pasado si quieres perder el tiempo como lo hice yo”.
La decisión reaviva las críticas sobre su estilo confrontativo con organismos internacionales y la visión que tiene sobre el papel de El Salvador en foros multilaterales. Bukele ha cuestionado con frecuencia el valor de estas plataformas, señalando que no cambian las percepciones de los países poderosos.
Este planteamiento también alimenta el debate interno sobre la diplomacia salvadoreña y el costo de desligarse de escenarios internacionales en momentos en que América Latina lidia con crecientes desafíos globales. En particular, su rechazo al encuentro en la ONU puede interpretarse como un gesto político con resonancia simbólica más que como una estrategia diplomática convencional.






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