La Casa Blanca revela imágenes inéditas de Xi Jinping sonriente durante su reunión con Donald Trump

Internacionales04/11/2025Celia SantanaCelia Santana
PRESIDENTE-DE-CHINA

El presidente de China Xi Jinping, fue capturado riendo con los ojos semicerrados mientras Donald Trump le muestra un documento sobre la mesa, a su alrededor, los asesores observan la escena con una mezcla de sorpresa y atención; un momento breve, captado durante una reunión en Corea del Sur, pero suficiente para llamar la atención del mundo.

Las fotografías fueron tomadas durante la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), un foro que reúne a las principales economías de la región y que este año se desarrolló bajo un clima de cautela, en ese contexto, el encuentro entre Xi Jinping y Donald Trump tuvo un valor simbólico. Ambos representan potencias enfrentadas por el comercio, la tecnología y la seguridad, y aunque la reunión en Busan fue breve, la difusión de las imágenes multiplicó su impacto político.

Más allá del contenido del diálogo, lo que destacó fueron los gestos. Xi, que rara vez se muestra relajado frente a las cámaras, aparece inclinado hacia su interlocutor, riendo abiertamente. En otra toma, el presidente chino escucha con atención, con un gesto leve de cordialidad. Las imágenes fueron distribuidas por los canales oficiales de Washington pocas horas después del encuentro, acompañadas de un comunicado que calificó la conversación como “constructiva”.

En China, sin embargo, ese Xi no existe. Sus apariciones públicas están cuidadosamente diseñadas por los equipos de propaganda del Partido Comunista, donde cada encuadre responde a un mensaje político y cada expresión a un propósito estratégico. Los medios estatales suelen presentarlo como un líder firme, solemne y constante, símbolo de autoridad y estabilidad. Esa uniformidad visual forma parte de un control más amplio: el del relato del poder.

Por eso, las fotografías divulgadas por la Casa Blanca resultan tan inusuales. No solo muestran a un Xi fuera del molde, sino que revelan los límites de la narrativa que Beijing impone sobre su propio líder. En este contexto, una simple sonrisa se convierte en un gesto político. Para los ciudadanos chinos, acostumbrados a ver a su presidente bajo una imagen solemne, estas escenas probablemente no aparecerán en la prensa local ni en las redes sociales, donde cualquier desviación del discurso oficial es rápidamente censurada.

Las imágenes, distribuidas desde Washington, muestran lo que en Beijing no puede mostrarse: un líder que ríe, un instante de vulnerabilidad. En tiempos de competencia geopolítica y diplomacia visual, incluso una fotografía aparentemente trivial puede transformar la forma en que el poder se percibe y se proyecta.

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