El laboratorio dentro de una montaña que investiga qué pasó en el primer segundo del Universo

Ciencia y Tecnología17 de mayo de 2024Yerandi SantanaYerandi Santana
tunel-ferroviario-e1712660523139-1440x808

Nuestro laboratorio es grande, tiene unos 1.600 metros cuadrados. Es como una nave industrial, pero tiene una característica especial, que lo hace singular. Y es que está dentro de una montaña. La razón es que allí debajo podemos alojar experimentos que no se podrían hacer en superficie, donde los rayos cósmicos que vienen del espacio, que son como descargas eléctricas, dejan ciegos a nuestros detectores. Es como cuando miras directamente al Sol. Por eso la montaña actúa para nosotros como unas gafas de sol". 

Así explica Carlos Peña Garay, director del Laboratorio Subterráneo de Canfranc (LSC), ubicado en Huesca, por qué su centro es tan peculiar. En todo el mundo sólo hay 11 instalaciones parecidas, y este en concreto es el segundo más grande de Europa. "Los experimentos que realizamos intentan explorar fenómenos raros, pero que fueron muy importantes en el primer segundo del universo y que nos pueden ayudar a entender cómo se fabricó la materia de la que estamos formados", señala Peña.  

Los rayos cósmicos que vienen del exterior no son más que partículas con una energía muy alta que, al entrar en la atmósfera de la Tierra, se descomponen en nuevas partículas de menor energía. Muchas de ellas desaparecen, pero otras sí acaban llegando y golpean en la superficie. Y eso no es compatible con las investigaciones que se realizan en el LSC, que tratan de analizar partículas que son muy esquivas y necesitan lo que los investigadores llaman poéticamente ‘silencio cósmico’. Por eso las galerías del laboratorio, excavadas a 800 metros bajo tierra, son perfectas. Porque allí las partículas de radiación cósmica son 33.000 veces menos que en la superficie. 

"Hay dos maneras de estudiar la historia del Universo. La primera es analizar la alta energía, algo que se hace en los aceleradores de partículas. Y la segunda es estudiar la energía bajita, y para eso tienes que irte a laboratorios subterráneos", resume Pipo Bayo, físico del LSC. "Lo que nos interesa es saber de qué está hecho el Universo. Sabemos que un 5% es materia ordinaria, de la que nosotros estamos hechos. Las hipótesis actuales dicen que otro 68% es energía oscura, pero actualmente ese es un campo más teórico que práctico. Nos queda el 27% restante, que creemos que es materia oscura. Se llama así porque es invisible, pero aunque la luz no nos permite verla tenemos evidencias de que existe. Y nuestro objetivo en el laboratorio es detectarla", añade. 

Actualmente el LSC tiene en marcha tres experimentos en el campo de la materia oscura. Pero hay otra rama de investigación importante. Se trata de los neutrinos, unas partículas que se postularon hace casi un siglo y se descubrieron hace unos 70 años. Su naturaleza es muy rara, y aunque se sabe que tienen masa es tan pequeña que, con la tecnología actual, no sabemos medirla con precisión. Aún así se utilizan ya, por ejemplo para saber qué ocurre en el interior de estrellas. Pero es necesario investigarlas más, porque los científicos creen que su comportamiento en el primer segundo de vida del universo fue clave para que todo lo que existe fuera como es hoy en día. 

EL INDEPENDIENTE

Te puede interesar
Lo más visto