¿Por qué lloras cuando estás triste?

Curiosidades 27 de mayo de 2024 Kiry Jiménez Kiry Jiménez
5fa53725489ec

Llorar es el primer mecanismo de comunicación que se adquiere. Y es que, tras el nacimiento, una de las únicas formas que tienen los bebés para transmitir qué es lo que están sintiendo (hambre, dolor, sueño, incomodidad…) es el llanto. Luego, con el paso del tiempo, se desarrollan otros métodos más efectivos ante ciertas situaciones, como los gestos corporales, el habla o la expresividad de la mirada. Sin embargo, en ningún momento de nuestra vida abandonamos las lágrimas como principal método para informar de que “se está triste”.

Esta vía de escape tan curiosa, aparentemente instintiva y universal, ha sido objeto de estudio a lo largo de los años. A día de hoy, aunque todavía hay ciertas intrigas en cuanto al proceso que desencadena el llanto, se sabe con certeza que llorar ante un situación de tristeza y pena es un método de liberación de estrés que ayuda al cuerpo a manejar las diversas situaciones emocionales. Te contamos por qué sucede esto y por qué llorar cuando estás triste te hace sentir mejor.

Tipos de lágrimas

¿Sabías que, a lo largo de todo un año, produces un total de entre 55 a 110 litros de lágrimas? Y no, no son solo lágrimas de pena y tristeza, dado que hay otros tipos de lágrimas además de las que se producen ante situaciones emocionales. Son las lágrimas basales y las lágrimas reflejo. Sin embargo, todas ellas tienen algo en común, además de que se producen en las glándulas lagrimales que se encuentran en el ojo, y es que no tienen función de excreción de toxinas. Es decir, en contra de lo que se pueda pensar, las lágrimas no son como la orina, sino que tienen una función completamente diferente a la de eliminación de sustancias nocivas.

Así, las lágrimas basales, por ejemplo, se generan en un tipo de glándulas lagrimales llamadas accesorias que están en constante funcionamiento. Esto es debido a que su principal función es la de humedecer y limpiar el ojo, por lo que su producción debe ser continuada. Su ausencia o baja producción es una de las causas de la sequedad ocular.

Por su parte, las lágrimas reflejo son las que aparecen de forma automática cuando hay olores muy fuertes que irritan los ojos. De esta forma, ante la llegada de agentes externos y perjudiciales, son capaces de crear una capa que protege el iris de todos aquellos agentes extraños. Se caracterizan, además, por ser lágrimas incontrolables y abundantes. ¿Te suena el llanto que surge mientras cortas una cebolla? Pues es justo un ejemplo de la actuación de las lágrimas de reflejo.

El fuerte olor de la cebolla produce una irritación en el ojo, lo cual activa la producción de las lágrimas de reflejo.

Un calmante natural

Las lágrimas emocionales son, sin embargo, mucho más complejas que las otras dos, pues tienen una componente emocional que involucra el cerebro y las glándulas hormonales. Así, a diferencia de las basales y las reflejo, compuestas principalmente por agua, iones y muy pocas proteínas, las lágrimas emocionales tienen un alto contenido en hormonas y proteínas. Son estas hormonas las que surgen como respuesta ante fuertes situaciones emocionales, como un motor de regulación y liberación de estrés. 

Una de las principales hormonas que contienen son las prolactinas. Se trata de un químico producido por la glándula pituitaria, un área situada en la base del cerebro, y que, en las mujeres, juega un papel muy importante en la generación de leche materna durante el embarazo y después del parto. Sin embargo, en el cerebro, los altos niveles de prolactina están relacionados con la baja dopamina, lo cual explicaría su aparición en las lágrimas durante momentos de pena.

La hormona adrenocorticotropa es otra de las que aparecen en las lágrimas. En este caso, esta sustancia se relaciona directamente con los niveles altos de ansiedad y estrés. La segregación de esta hormona con las lágrimas sería un método del organismo de estabilizar esos valores y regular la situación anímica y emocional.

Sin embargo, una de las sustancias más curiosas que aparecen entre las lágrimas de tipo emocional, y que apoya este razonamiento, es la leucina encefalina. Estos químicos no son otra cosa que moléculas opioides encargadas de modular la percepción del dolor. Es decir, algo así como unos analgésicos naturales. Su segregación durante el llanto produciría una especie de efecto calmante y sería uno de los responsables de la sensación de bienestar posterior al llanto.

Lágrimas de felicidad

¿Y cuando se llora de alegría? Pues el mecanismo es bastante parecido. Se parte de una situación emocional fuerte, en este caso una gran felicidad, que genera ciertas activaciones cerebrales desbordantes. Es decir, tanto como una gran pena necesita una autorregulación mediante la segregación de ciertas hormonas durante el llanto, también una gran alegría repentina supone un desequilibrio para el cuerpo emocional.

Por lo tanto, el llanto será, una vez más, un método para regresar al funcionamiento normal del organismo y para que el cerebro se recupere de ese pico de felicidad tan desestabilizador. De esta forma, es capaz de reposar y retornar al razonamiento normal y a una capacidad de toma de decisiones no influenciada por los sentimientos.

nationalgeographic

Te puede interesar
Lo más visto