Guía para sobrevivir a un verano perfecto sin quemaduras y con una piel luminosa

Moda y Belleza 01 de julio de 2024 Yerandi Santana Yerandi Santana
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Seamos sinceras, broncearse no es bueno. De hecho, todas debemos evitarlo, pero vamos a estar expuestas al sol y debemos hacerlo con el máximo de garantías para mantener a salvo nuestra piel y conseguir que además luzca bonita. El trabajo empieza unas semanitas antes de la primera exposición al sol y aunque ya queda poco, más vale prevenir que luego curar, por lo que la piel debe estar tan preparada por fuera como por dentro. Esto supone una alimentación que no olvide la ingesta de vitaminas y una rutina que vaya de la exfoliación periódica a la protección solar. Sin excusas, ni perezas.

Prepara por dentro
Antes de exponer la piel a los primeros rayos de sol, esta debe estar acondicionada. Los antioxidantes son imprescindibles para proteger la piel y el sistema inmunológico del daño que los rayos del sol puedan ejercer, algo que conseguimos al incluir en la dieta alimentos ricos en vitaminas A, C y E, licopeno, carotenos, resveratrol, selenio y agua, presentes en alimentos como tomates, uvas -pepitas incluidas-, brócoli, zanahoria, calabaza, mango, aceite de oliva o vino tinto. Además de esta protección frente al fotoenvejecimiento que favorece la aparición de manchas en la piel, falta de hidratación y arrugas, estos ingredientes también le devuelven la luminosidad.

Otra opción de incorporar estos nutrientes al organismo es hacerlo a través de suplementos antioxidantes unos 15 o 30 días antes de que comience la exposición al sol. Existen evidencias científicas sobre la ingesta de complementos con Polypodium leucotomos, genisteína, las vitaminas C y E, y la L -seleniometionina- como preparadores y potenciadores de la duración del bronceado.

AV

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