He recuperado mi pelo rizado con la mousse hidratante de esta peluquera española

Ahí va una historia capilar personal, de esas de “pelo complicado” que, bien tratado, se convierte en un pelazo.

Toda mi vida me he movido entre el pelo liso y el pelo rizado. Nacer con el pelo ondulado, lo que conlleva que sea seco y con tendencia al encrespamiento, fuerte y sobre todo muy abundante, en una familia de cabellos lisos ha hecho que mi relación con el pelo sea complicada.

 De niña, mi madre optó por que lo llevara corto, “a lo chico”, decía yo. Odiaba con todas mis fuerzas tener que llevarlo así, pero la excusa era que mi pelo era complicado. A los 11 años por fin conseguí que dejaran llevarlo largo.

 Tras duros momentos de un antiestético mullet a inicios de los 2000, la realidad ante mí era que mi pelo no era ni liso ni rizado, era ondulado y se encrespaba mucho. Siguiendo las lecciones de mis familiares y amigas, ninguna de las cuales tenía el pelo rizado, lo que hacía constantemente era secarlo con el secador y con un cepillo.

El frizz y el volumen eran tales que solo podía recogerme el pelo en una coleta. Años de instituto con ese “pelo descontrolado” como una vez se burló una niña de mí -a al cual solo deseo que ahora sea ella la que tiene un mal pelo-, un peluquero me habló, por primera vez en mi vida de potenciar mis rizos.

 Comencé con un moldeado y mi vida cambió por completo. Tenía una rutina específica para lavar, hidratar y marcar los rizos, pero valía la pena. Con el paso de los años y la llegada de las planchas de pelo a mi vida, comencé a alisarlo y alisarlo y mi cabello natural ondulado se convirtió en mi melena de vacaciones o de esos días en los que no tengo tiempo para peinarme.

AV