La cara se pone en buenas manos: por qué los salones de belleza están regresando al tacto

Moda y Belleza04 de septiembre de 2024Yerandi SantanaYerandi Santana
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En los salones de belleza se vive una vuelta al origen, a la artesanía y a lo sensorial. La tendencia arrancó hace años, pero se aceleró tras la desconexión forzosa de la pandemia y hoy se erige como imparable. A ella ha contribuido el asentamiento de las facialistas, profesionales especializadas en el rostro cuyos referentes se remontan, como señala María Casado, experta en el cuidado holístico de la piel, a figuras como Elizabeth Arden. Como concepto, el término está más arraigado en EE UU, Reino Unido o Francia. “Empecé a ver facialistas en París alrededor del año 2003 en formaciones y congresos”, cuenta Esther Moreno, miembro del gremio. En aquel entonces, en España, las profesionales no se especializaban, sino que combinaban la manicura o los masajes corporales con faciales. “El fenómeno tomó fuerza hace unos 10 años, con el auge de las redes sociales”, asegura Zoila Bermúdez, responsable de belleza en Selvarrosa.

Trabajar con las manos permite realizar una extracción de impurezas, como los puntos negros, muy minuciosa. “Los problemas de la piel se acentuaron por el uso de activos sintéticos y petroquímicos y por el abuso de aparatología que, cuando no se emplea correctamente, puede quemar, causar rosácea o dejar marcas”, explica Vanessa Delli, fundadora de DelliCare Bio. Lo que no significa que las facialistas devotas de los movimientos manuales no confíen en la tecnología: “El 80% de nuestros tratamientos son manuales y el 20% suma la aparatología, buscamos un perfecto equilibrio consciente, combinando la energía del ser y la tecnología de la ciencia”, explica Delli. Las manos, añade Esther Moreno, permiten responder a la piel en cada momento, otorgarle lo que reclama, ajustando la presión y la técnica en tiempo real.

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