Es toda una experiencia, bañarse en el mar y, después, descansar sobre la arena de playa, donde colocamos nuestra sombrilla, la toalla o la silla, tal vez una nevera si planeamos pasar un rato largo allí, pero siempre con protección solar, porque disfrutar de unas vacaciones sin preocupaciones no quiere decir que descuidemos la salud de nuestra piel.
Los más inquietos pueden dedicarse a construir un castillo (o algo que se le parezca), excavando ligeramente en la arena, pero por mucho que ahonden, no llegan a resolver un misterio por el que pocos se preocupan, pero una vez que esta idea entra en nuestra mente, no es fácil librarse de ella sin buscar una respuesta, ¿qué hay bajo la arena de playa?
Esto es lo que se esconde debajo de la arena en la playa
En general solemos acudir a la playa, disfrutar de la belleza, tranquilidad y diversión que nos ofrece, recoger nuestras cosas (porque conviene dejarlo todo como lo encontramos al llegar, evitando dejar basura y elementos externos) y marcharnos a casa, sin darle más vueltas a los misterios que oculta la arena de playa que intentar desentrañar cómo lo hace para meterse por todas partes, incluso en las cosas que no llevamos a la playa.
Sin embargo, los más curiosos seguro que en alguna ocasión se han preguntado qué se oculta bajo la superficie, qué puedo encontrar si hago que el foso de mi castillo sea mucho más profundo. Lo cierto es que bajo la arena de playa se ocultan diferentes secretos geológicos, ecosistemas vitales y una materia prima esencial para la economía moderna. Aunque quienes busquen una respuesta más concreta, se alegrarán de saber que, en general, bajo la arena de playa hay más arena. Eso sí, en algunas ocasiones hay que descender algunos metros de profundidad para encontrar esa arena más compacta y otras rocas.
Cada playa es diferente, incluso es distinta a lo largo del año, y su arena está formada por pequeñas partículas de roca y otros materiales que han sido erosionados por el viento y el agua. Esto hace que sea la roca de la zona la que marque el material con el que se construye esa arena sobre la que nos tumbamos. Por ejemplo, en el Mediterráneo podemos encontrar caliza y restos de organismos marinos, mientras que en la zona atlántica predomina el granito.
En otras partes del mundo sucede algo similar, bajo la arena de la playa (si es que es una playa de arena natural) encontramos rocas típicas de la zona. Por ejemplo, en Reino Unido, las playas de Dover están compuestas por tiza, formada a partir de restos microscópicos de plancton marino, y bajo ella, arcilla y pedernal. En Florida, la arena puede tener un grosor de hasta cuatro metros, debajo hay una capa de materia orgánica en descomposición y bajo ella más material orgánico, como conchas de ostra y almejas que, con el paso del tiempo, acabará siendo caliza.
El cambio climático y la sequía ha hecho que en muchas playas no se acumule la arena de manera natural a la velocidad de siempre, por lo que se han visto obligados a rellenar las playas de manera artificial.