

El cuerpo suele enviarnos señales antes de que aparezcan molestias serias, como el desgaste en la rodilla. Identificarlo a tiempo es clave para evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida.
El dolor de rodilla es un síntoma frecuente a cualquier edad y puede aparecer de forma repentina o por un deterioro progresivo. Si no tienes claro el motivo, aquí te explicamos cómo saber si es por desgaste.
¿Por qué se desgasta la rodilla?
El desgaste de cartílago en la rodilla es una condición degenerativa que puede desarrollarse por distintos factores, como:
Edad: Con los años, el cartílago que protege los huesos de la rodilla se desgasta.
Lesiones: Fracturas o desgarros de ligamentos pueden acelerar el deterioro articular.
Sobrepeso: Aumenta la presión sobre la rodilla y acelera su desgaste.
Genética: Algunas personas tienen mayor predisposición hereditaria a padecer artrosis.
Género: Se ha demostrado que las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir desgaste articular.
Movimientos repetitivos: Actividades como correr, saltar o arrodillarse con frecuencia pueden afectar el cartílago.
Síntomas del desgaste en la rodilla
Si sospechas que podrías tener desgaste articular, presta atención a estos signos:
Dolor persistente: Empeora con la actividad física y mejora con el reposo.
Rigidez: Suele ser más notoria por la mañana o después de largos periodos sin moverse.
Inflamación: Puede haber hinchazón y sensación de calor en la rodilla.
Crujidos o chasquidos: Sensación de fricción o ruido al mover la articulación.
Dificultad para moverse: Problemas para doblar o estirar completamente la pierna.
¿Cómo tratar el desgaste en la rodilla?
Según la American Academy of Orthopaedic Surgeons, la artrosis de rodilla es una de las enfermedades articulares más comunes en personas de mediana edad. Su evolución es progresiva, pero existen tratamientos efectivos para aliviar los síntomas.
Algunas opciones incluyen:
Ejercicio de bajo impacto: Natación, bicicleta o yoga ayudan a fortalecer los músculos sin dañar la articulación.
Control de peso: Mantener un peso saludable reduce la presión sobre la rodilla.
Fisioterapia: Mejora la movilidad y disminuye el dolor.
Uso de soportes: Rodilleras o plantillas ortopédicas pueden proporcionar estabilidad y alivio.
Terapias avanzadas: Infiltraciones de ácido hialurónico o plasma rico en plaquetas pueden ayudar a regenerar el cartílago.
Si el desgaste es severo y los tratamientos convencionales no funcionan, el especialista puede recomendar una cirugía, como la artroscopia o el reemplazo total de rodilla.
Recuerda que si sientes dolor persistente o limitación en el movimiento, es importante acudir a un especialista en traumatología o reumatología para recibir un diagnóstico adecuado y un tratamiento personalizado.




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