'Alien: Romulus' - El séptimo pasajero

Cine15 de agosto de 2024Yerandi SantanaYerandi Santana
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En mi crítica de 'Borderlands' comentaba que uno ya se predispone a lo peor cuando acude a un pase de prensa sabiendo que no podrá hablar de la película hasta las 21:00 del día anterior a su estreno. Ni parece ni suele ser una buena señal...

'Alien: Romulus' me produce fuertes sentimientos encontrados, y una incómoda y lastimosa sensación de "ni contigo ni sin ti" aún mucho más acusada que 'Alien: Covenant'. O que 'Alien Resurrection', a la que remite claramente en su tercer acto... aunque a decir verdad la película de Fede Álvarez remite a todas las de la saga, enlazando múltiples y constantes referencias a las seis entregas previas de una franquicia de las que actúa como una "secuela legado", y a su vez, como una especie de nexo de unión o puente entre las producidas en el siglo XX y las estrenadas en el siglo XXI. 

Es inevitable no percibirla a grandes rasgos como un "más de lo mismo" a veces demasiado pendiente de sus vínculos de sangre. Lo es en la práctica, siendo otra clásica historia espacial de una tripulación enfrentada a un bicho que no tendría por qué ser un xenomorfo. Pero lo es, algo que la condiciona y nos estimula a partes iguales. Como producción del siglo XXI carece del temple de las películas del siglo XX, estando menos refinada y sintiéndose más frívola. De hecho ni la historia ni sus personajes se sobreponen, ni tampoco se imponen al efectista pero resultón leitmotiv de la cacería humana.

Salvo de nuevo el de un sintético. Causalidad o no. La atmósfera y personalidad tan acusada de los filmes anteriores desaparecen en gran medida para ofrecer un acercamiento más neutro y menos expresivo, en cierto sentido amaestrado y bastante comedido -para lo que cabría esperar- que destaca por su buena apariencia de serie B y una fisicidad latente que no obstante realza sus vergüenzas (y efectismos) digitales. Álvarez plantea algunas ideas y alternativas interesantes que sin embargo no acaba de poner en valor, como si no se lo terminase de creer... o no se lo pudiera creer.

Es lo que marca a 'Alien: Romulus': Amaga pero no rompe, sugiere pero no explota. Y aunque abre nuevas vías de cultivo para la saga no deja de sentirse como una variación algo dependiente, contenida y atropellada a la que le falta incertidumbre, alguien que nos importe, nervio que alimenten la tensión o rematar unas escenas de impacto poco impactantes. De ahí la sensación de ser más de lo mismo, un poco a la manera lúdica de 'Predators' respecto a 'Depredador', llegando incluso a reducir la sensación de amenaza de una versión de la criatura poco temible por sí misma. 

No obstante lo realmente controvertido llega cuando trata de abandonar el cauce del legado y busca encontrar un discurso propio, lo que de manera inevitable nos enfrenta al dilema de todo fan (y cineasta): Respetar o romper la tradición. Fede Álvarez abraza lo primero para intentar llegar a lo segundo, un poco a la manera que lo hizo Jean-Pierre Jeunet pero sin tanta personalidad ni actores fetiche: Haciendo que lo conocido parezca más confortable cuando llega lo desconocido. Al fin y al cabo hablamos de 'Alien', de un xenomorfo, de Ripley. Y alejarse de ello es alejarse de la franquicia...

... y al mismo tiempo darle vida.

'Alien: Romulus' se mueve sobre ese difícil equilibrio de 'Alien: Covenant' de tratar de convencer a todos sin estar claro qué se ha ganado y qué perdido. No es contundente o irrefutable como 'No respires' o el remake de 'Posesión infernal', sino una película voluntariosa pero inestable que nos deja con la misma sensación de imitación que el "Millennium" del propio Álvarez. O con las mismas dudas de la citada 'Alien: Covenant'. Disfrutable y frustrante por igual, y que aún siendo capaz de marcar su territorio dentro de la saga, nos deja tan (in)satisfechos como excitados y desconcertados.

SEPTIMO ARTES

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