Es imposible evitarlo, vemos a alguien bostezar y, pocos segundos más tarde, nos encontramos a nosotros mismos abriendo la boca sin poder reprimir el bostezo que nos ha contagiado. Este es un gesto tan habitual y tan sencillo que apenas dedicamos tiempo a pensar en ello, una vez finalizado el bostezo pasamos a otra cosa, pero hay mucho que conviene saber de este acto involuntario.
Aunque no siempre es así, generalmente los bostezos se producen cuando tenemos sueño, estamos cansados o nos aburrimos. Algunas teorías defienden que el bostezo provoca una sensación estimulante en el cerebro que mejora los niveles de alerta, ayudando a prevenir la somnolencia. También podría ser una forma de aumentar la oxigenación, porque sin darnos cuenta, cuando estamos cansados o aburridos respiramos más lento de como lo hacemos habitualmente, por lo que con el bostezo se aumentaría la oxigenación y nos ayudaría a activarnos de nuevo.
Otras teorías sugieren que es una forma de prepararse ante una situación de huida o lucha, al bostezar estamos alertando al cuerpo de una potencial situación peligrosa o ligada a emociones como la ansiedad. El bostezo tiene un efecto relajante que ayuda a disminuir la ansiedad ante situaciones estresantes. También hay teorías que señalan que el bostezo se produce cuando perdemos energía o que está relacionado con el mantenimiento del cerebro a una temperatura óptima.
Ninguna de ellas incide en uno de los aspectos más curiosos de los bostezos y es lo contagiosos que resultan. No solo bostezamos cuando vemos a alguien bostezar, también sucede si vemos una imagen o si hablamos o pensamos en ello durante mucho rato.
Por qué se contagian los bostezos
Los bostezos son involuntarios, una inhalación profunda que puede durar unos seis segundos y que repetimos, de media, unas 15 veces al día. Se suele señalar que los bostezos los causa el aburrimiento, el cansancio o el hambre y, como hemos visto, hay diferentes teorías. También hay distintas explicaciones para intentar aclarar por qué se contagia.
Hay quien defiende que este contagio es por empatía, lo imitamos inconscientemente porque nos hace estar unidos a los demás. También hay quien considera que se trata de un reflejo neuronal, cuando vemos a alguien bostezar, se activan los mismos neurotransmisores de nuestro cerebro, como si lo hiciéramos nosotros mismos.
Algunos consideran que es una forma de comunicación, una señal de estar juntos, porque el bostezo resulta más contagioso si es de un ser querido que si vemos bostezar a un desconocido. Otras teorías señalan que puede ser por aburrimiento, al ver bostezar a alguien también lo hacemos de manera inconsciente para formar parte de esa dinámica.