Misión científica en Svalbard encuentra tundra y flores donde debía haber nieve

Medio Ambiente 09/08/2025Celia SantanaCelia Santana
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Lo que debía ser una expedición para recolectar nieve en pleno invierno ártico se transformó en una escena inédita: tundra verde, charcos de agua y flores donde debería haber hielo. En febrero de 2025, un equipo internacional de científicos vivió en las islas Svalbard un episodio de deshielo invernal sin precedentes, revelando la magnitud del cambio climático en la región.

Svalbard, situada al norte de Noruega, se calienta entre seis y siete veces más rápido que el promedio global, con inviernos que registran aumentos de temperatura casi el doble de las medias anuales. Según datos publicados en la revista Nature Communications, este febrero las temperaturas promediaron -3,3 °C, muy por encima de los -15 °C habituales entre 1961 y 2001, y alcanzaron un máximo de 4,7 °C.

“Estar en charcos de agua a la entrada de un glaciar o en tundra desnuda y verde fue impactante y surrealista”, describió James A. Bradley, profesor de Ciencias Ambientales en la Universidad Queen Mary de Londres. El equipo, preparado con ropa para frío extremo, terminó trabajando bajo lluvia y con las manos descubiertas. La falta de nieve alteró por completo el plan de muestreo: en dos semanas, solo pudieron recolectar nieve fresca una vez. La mayoría de las precipitaciones cayeron como lluvia, generando lagos temporales y activando procesos biológicos inusuales para la estación.

Los científicos advierten que el calentamiento invernal en el Ártico ya no es una anomalía, sino una tendencia estable que transforma los ecosistemas, acelera el deshielo del permafrost y modifica la dinámica del hielo marino. Los episodios de lluvia sobre nieve, casi inexistentes décadas atrás, se han vuelto frecuentes y podrían dominar la precipitación ártica antes de que acabe el siglo.

Glaciares en retroceso y hielo marino en mínimos históricos

Este fenómeno en Svalbard se suma a un panorama global de pérdida acelerada de hielo: en los últimos seis años, cinco marcaron los mayores retrocesos glaciares registrados. Solo en 2024 se perdieron 450.000 millones de toneladas de hielo, suficiente para cubrir Alemania con 25 metros de espesor. El hielo marino ártico también batió récords negativos: en 2024 alcanzó su menor extensión invernal en 47 años. Su delgadez actual lo hace más vulnerable al derretimiento estival, afectando la fauna polar, la seguridad alimentaria de comunidades locales y los patrones climáticos globales.

Especialistas advierten que el Ártico es el “gran termómetro del planeta” y que lo que ocurre allí anticipa cambios climáticos extremos en otras latitudes. Lo que hace unas décadas se proyectaba para fin de siglo, está ocurriendo ahora.

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